
– Habiendo pasado apenas un tercio de esta temporada de Super Rugby, ¿cómo la compararías respecto al primer tercio de la temporada anterior?
Hace poco leí algunos artículos respecto a nosotros con los que no estoy de acuerdo. Yo creo que el arranque de las dos temporadas ha ido por caminos similares, con partidos como local previos a una gira por Sudáfrica. Es cierto que el año pasado tuvimos algún altibajo, ya que no pudimos jugar encuentros de preparación y nos costó arrancar en facetas como la zona de contacto. Además, tuvimos que meter cambios en el equipo, casi obligatorios si uno piensa en las giras, los cambios de huso horario, los vuelos etc.
Arrancamos con un muy buen partido contra Lions, un primer tiempo donde se fue construyendo el partido y un segundo donde se abrieron los espacios y el equipo pudo marcar puntos. Después un muy buen partido contra Hurricanes, con los mejores minutos del equipo este año, teniendo en cuenta el rival que estaba enfrente. En definitiva, un primer tercio en el que pusimos en el campo hasta 35 jugadores, con rotaciones, donde fijamos las bases de nuestro rugby, trabajando en la obtención de la pelota y en una defensa sólida. Esto lo hacemos con el objetivo de tener al equipo engrasado para el segundo tercio de la temporada, que consideramos el más importante en cuanto a juego, antes de poner el foco de forma más clara en el resultado de cara al tercer tercio de la competición y los play-off.
– Has citado la cuestión de las rotaciones. Sabemos que vuestra política como cuerpo técnico es la de abrir la oportunidad de juego al máximo número de jugadores posible. ¿Cómo se gestiona eso dentro de una plantilla con jugadores de un nivel tan alto? ¿Está fijada de forma previa? ¿Se hace según el rival que toca cada semana?
En Jaguares tenemos la suerte de no tener una política de franquicia que nos imponga prácticamente nada en cuanto a juego ni gestión de grupo. La rotación es una iniciativa nuestra como cuerpo técnico, y también mía en particular. Siempre me he manejado de esta manera, y viene unido a una coherencia con la filosofía y el espíritu que tratamos de generar dentro del equipo. Son muchísimas las razones y todas están entrelazadas entre sí. Tratamos de generar un muy alto nivel de compromiso entre los jugadores. Este año, por ejemplo, tuvimos dos meses de pretemporada donde todos nos exigimos mucho, por lo que es difícil, cuando llega el momento de las oportunidades y las recompensas, cuando has hecho un proceso tan honesto en el que le has pedido tanto a los jugadores, dejar a varios sin esa oportunidad de poner en el campo todos esos esfuerzos previos. Obviamente, los que sentimos que están lejos al principio, lo vamos hablando y les marcamos las pautas. En general, cuando los jugadores reciben una buena comunicación, entienden que no es una buena idea exponerse y que las cosas salgan mal. Los que sentimos que sí están cerca del nivel forman parte de esta filosofía de la que hablaba previamente.
«Este equipo viaja mucho más que los demás, y los efectos de las giras son muy grandes. Si dejo siempre el mismo equipo en el terreno de juego, me quedo sin jugadores»
Después viene una respuesta mucho más ligada a la fisiología, la cual tenemos muy estudiada, y es que este equipo viaja mucho más que los demás, y los efectos de las giras son muy grandes. Las primeras horas después de los partidos, cuando el cuerpo necesita descansar con más urgencia, no las podemos cumplir por culpa del calendario y los viajes. Si además de no ser justo, por lo que comentaba antes, yo dejo siempre el mismo equipo en el terreno de juego, me quedo sin jugadores. Cuando uno mira la competición de forma global, tiene que ir regulando las fuerzas. Tengo que tener un equipo siempre sólido y tratamos de ir haciendo las combinaciones de forma que haya siempre un equipo competitivo en el campo. Vamos haciendo cambios tratando de que la estructura sea siempre sólida.

Quesada, con los Jaguares antes del partido frente a Stormers en Newlands (Foto: Halden Krog / jaguares.com.ar).
Tenemos un gran cuerpo de preparadores físicos que tiene contabilizados, a través del GPS que usan los jugadores, el número de saltos de cada uno en las sesiones de line, las situaciones de contacto en los partidos, el peso de cada uno, su percepción de fatiga, los golpes etc. Además, cada uno tiene edades y perfiles físicos diferentes, y así como con algunos puedes correr el riesgo de que sea titular 5-6 partidos seguidos, con otros no puedes hacer lo mismo. Todo depende de que estén en un momento de su carrera en el que te puedas permitir hacer eso sin correr riesgos con la salud del jugador. Nosotros primamos los datos físicos de los jugadores sobre el nivel de juego que estén demostrando en determinado momento. Si encontramos señales de fatiga, les damos el descanso que necesitan. Tenemos una lista con el número de minutos jugados por cada jugador desde el primer amistoso de la temporada, y también el número de partidos consecutivos que lleva cada uno. Todos estos datos son los que analizamos de forma global para presentar el mejor equipo posible.
– Hay una posición que ha tenido un alto nivel de rotación este año, que es la de medio de melé, con Tomás Cubelli a la cabeza. Los tres tienen formas muy distintas de jugar. ¿Eso te condiciona la composición del resto del equipo?
Hay varios puntos interesantes ahí. En nuestro caso, por nuestra forma de atacar, el medio melé es, de lejos, el que más distancia tiene que correr a lo largo del partido, por lo que es el que termina más desgastado. Aunque actualmente Cubelli es quien mejor rinde en ese puesto, tenemos tres jugadores de un nivel muy parejo. Con respecto a la composición del equipo, te diría que no es tanto que nos condicione la elección de determinado medio melé, sino que es el rival y lo que nos va a exigir en cuanto a juego – además de las antes citadas rotaciones – lo que determina la pareja de medios que vamos a utilizar. Buscamos que haya una complementariedad lógica y que esté lo más organizado y preparado posible para jugar el rugby que nosotros queremos jugar, y defender de la manera que nosotros queremos defender. No nos volvemos muy locos con las combinaciones.
«En Jaguares no imponemos las estructuras de juego, las construimos con los jugadores. Hay situaciones que llamamos zonas de control donde aseguramos; pero luego es el jugador el que debe decidir y tomar las mejores decisiones»
– A raíz del puesto de medio melé, que es uno de los jugadores más importantes en la toma de decisiones, pero haciéndolo extensible al resto de posiciones, ¿hasta qué punto llega la autonomía del jugador en la toma de decisiones?
Nosotros tenemos situaciones en nuestro campo, que llamamos zona de control, donde queremos asegurar la solidez de nuestro juego porque es una zona crítica donde los errores o una mala toma de decisiones generan puntos automáticos para el adversario a este nivel. Tenemos un nombre para cada estructura de pateo en todos los sectores del campo, las cuales construimos junto con los medios y pateadores del equipo, y entrenamos absolutamente todas las semanas. En este sentido, son cuestiones que están establecidas de antemano. Obviamente, cada situación de partido es diferente y el jugador sabe que tiene total libertad en la toma de iniciativas. Sin embargo, quiero remarcar que no imponemos las estructuras, sino que las construimos junto con los jugadores. Las estructuras dan al equipo soluciones en determinados contextos, pero luego es el jugador el que debe decidir y tomar las mejores decisiones.
– En ese sentido, ¿un apertura zurdo te soluciona un problema en esas instancias de salida desde el campo propio?
Tenemos a Joaquín Tuculet y Tomás Albornoz, que nos dan esa pierna zurda. Cuando entrenaba con Francia tenía una línea de tres cuartos donde casi todos eran zurdos, lo cual es muy extraño: Yachvili, Parra, Rougerie, Medard… Aquí sin embargo, casi todos son diestros, y en las gráficas de pateo se observa que salimos de fondo de una forma bastante parecida desde cada uno de los sectores. Cuando tienes un pateador zurdo y otro diestro, la cobertura del fondo del campo del equipo rival se complica, al igual que el taponado de esa patada. Es una ventaja que hay que saber usar.
– ¿Puedes educar a un jugador a patear con la pierna con la que no es más hábil a estas alturas?
Yendo a un análisis global, creo que el rugby, en cuanto a sus destrezas, ha evolucionado muchísimo en los últimos 30 años. Sin embargo, la única que ha involucionado, a mi parecer, es la capacidad de patear con ambas piernas. Antes había muchísimos mas jugadores capaces de usar las dos piernas en el rugby de cualquier nivel, lo que realmente te da muchas opciones, como ya he dicho. Me sorprendió la dificultad de las nuevas generaciones, ya a una cierta edad, para usar la pierna mala. Nosotros los hacemos entrenar con las dos piernas en el poco tiempo que nos queda para trabajar las destrezas, y la mayoría tienen muchas dificultades con el pie malo. Las destrezas se adquieren y se desarrollan entre los siete y los 14 años, y el resto es un trabajo mucho más arduo de seguir entrenándolas y y generar hábitos. Al jugador diestro de 25 años que no ha pateado nunca con la zurda le va ayudar entrenar con la otra pierna y lo va a ir mejorando, pero de ahí a que en una situación de presión se vaya a animar a usarla, es muy difícil.
– Habéis utilizado de forma efectiva de cara a ensayar el line + maul, ¿es una base de vuestro juego o un recurso puntual para determinadas ocasiones?
A nivel de Super Rugby necesitamos tener una melé, un maul y un line sólidos, y eso requiere de horas y horas de entrenamiento. Después, también vamos sintiendo cuáles son las fortalezas del equipo, y sin duda que nuestro line y nuestro maul donde estamos haciendo un gran trabajo – en gran parte gracias a Andrés Bordoy – son parte de ellas. Guido Petti es un jugador muy importante, pero creo que hay un trabajo muy importante de todo el grupo de delanteros.
En cuanto a la estrategia, nosotros entrenamos una forma de meter mucha presión en la zona de control del equipo rival, con el objetivo de que los pateadores salgan lo más incómodos posible, y los tratamos de incitar de ir al line, porque sabemos que ahí tenemos opciones sólidas de ataque. Lo mismo cuando tenemos golpes de castigo a favor. Sabemos que a través del maul vamos a generar mucha presión en la defensa del rival. En la otra parte, en defensa, cuando sabemos que un equipo tiene una efectividad muy alta en el maul, vamos a tratar de que nuestras patadas no salgan del campo, y defender tanto el contraataque como las fases posteriores. Sin embargo, si sabemos que su efectividad no es tan alta, sí que vamos a buscar que la pelota salga y defender a partir del line y no a partir de un ruck.
«El ‘line’ y el ‘maul’ son situaciones en las que nos sentimos fuertes como equipo. Tratamos de meter mucha presión al rival en su zona de control para que sus pateadores salgan lo más incómodos posible, e incitarlos al ‘line’ porque ahí sabemos que tenemos opciones sólidas de ataque»
– ¿Qué aspectos de los equipos sudafricanos te han llamado más la atención? ¿Qué análisis habéis hecho de ellos?
Por poner una característica global, me ha impresionado la defensa tan adelantada que están haciendo todos los equipos, cerrando los exteriores, tomando muchos riesgos con el último y el penúltimo defensores subiendo a cortar, los medios de melé sueltos subiendo al límite a buscar la intercepción etc. Les está dando muy buenos resultados, sobre todo a Stormers y a Sharks. A la mayoría de los equipos les cuesta encontrar soluciones a esa defensa. A su vez, les permite no necesitar de movimientos ni lanzamientos de juego muy creativos, porque los dos equipos han conseguido la mayoría de sus ensayos a través provocar errores en el rival. Por suerte, no existe la defensa infalible, por lo que a medida que pasan los partidos, se convierte una defensa muy arriesgada, y van surgiendo los errores. Los ataques que logran conservar la pelota con una velocidad de ruck interesante hacen que esa defensa se vuelva cada fase más difícil de efectuar con éxito.
En cuanto al caso particular de Sharks, por lo que he hablado con ellos y con amigos sudafricanos, creo que a través del cambio de cuerpo técnico se ha creado una dinámica muy positiva en el equipo. Sean Everitt es un hombre de club, que siente los colores, y ya ha entrenado a la mayoría de los jugadores cuando éstos jugaban en las categorías inferiores, por lo que todos se conocen y han creado un ambiente muy sano y constructivo. Sharks tiene estadísticas flojas en muchos sectores, pero están en un nivel de confianza y compromiso general en el que les sale casi cualquier cosa. Sin embargo, eso es difícil de mantener por si sólo en el último tercio de competición, el más importante. Por otro lado, uno de los problemas que ha tenido Stormers es que no cambió apenas el equipo. Por lo que pude hablar con John Dobson, su miedo era que su equipo se quedara sin gasolina antes de ese decisivo tramo final de temporada.
– Salvo momentos puntuales, tu equipo no practica ese tipo de defensa tan presionante, ¿crees que las características de tus jugadores no se adaptan a ese estilo? ¿es por convicción personal?
Tenemos una defensa que nos permitió ser el segundo equipo con menos ensayos en contra después de Crusaders la temporada pasada. Por lo tanto, aunque ahora haya muchos equipos que están practicando esta defensa, nosotros tenemos pocas razones para cambiar si nos está funcionando lo que tenemos. En nuestro sistema se defiende a partir del hombro externo del rival, donde tomamos los espacios, y la idea es subir realmente fuerte, sin pasar nunca la línea imaginaria de la pelota. La rush defence genera riesgos y a medida que los equipos lo van estudiando, se ven las situaciones donde esa defensa queda incómoda o da oportunidades. Nosotros lo que tratamos es de tener roles muy claros en la zona del ruck, y a partir de ahí ocupamos mucho los espacios y tratamos de subir en una línea compacta, que bascule a medida que la pelota avanza sin tomar el riesgo de ir más allá de donde ella esté. Yo no tendría miedo de hacer esa defensa contra los equipos sudafricanos que juegan más directo, pero contra neozelandeses o australianos es más peligroso, porque obligo a un delantero propio a jugar un duelo frente a un tres cuartos, y ahí genero más una ventaja para el ataque que una desventaja. Jaguares es un equipo que está preparado para defender secuencias largas sin que se generen quiebres o situaciones de indisciplina.
– En cuanto a los perfiles en la primera línea, ¿prefieres jugadores menos móviles en campo abierto pero más efectivos en melé como Joel Sclavi, o un perfil opuesto como el de Santiago Medrano?
Cada jugador tiene sus características. Que haya tantos cambios de un año para otro, y volver a empezar con nuevos pilieres y nuevos segundas líneas siempre hace que el trabajo sea mucho más arduo y prolongado en el tiempo. Hoy por hoy, Medrano tiene mucha actividad y una buena melé, en la que sigue trabajando para mejorar, y Sclavi tiene un gran juego en fase estática, pero tiene algo menos de actividad, por lo que estamos trabajando para que cada vez tenga más capacidad para participar en el juego. Lo que nosotros hacemos es equilibrar y combinar diferentes perfiles en la primera línea, porque a pesar de que la melé es muy importante, en el Super Rugby es un suicidio tener un jugador que no se desplace en ataque y en defensa. Por ello, valoramos tanto la capacidad de tener una melé sólida como la de circular en defensa, placar, hacer el trabajo interno etc.
«¿La diferencia entre Super Rugby y Europa? La zona de contacto se juega de forma más legal, lo que permite secuencias más largas a cierta velocidad. Pero, sobre todo, es que en Europa hay tanto en juego que los jugadores juegan con un miedo mucho mayor a perder»
– ¿Es real la diferencia de ritmo de juego del Super Rugby respecto a las competiciones europeas?
No sé si es tan diferente. Hay equipos y equipos, partidos y partidos. Una característica sí que es real, y es que la zona de contacto se juega de forma más legal, lo que permite que se pueda jugar secuencias largas a una cierta velocidad. Lo que pasa en Europa es que hay tanto en juego, tanta presión desde todos los ámbitos – la cual es muy formativa para el entrenador, por otro lado – que los jugadores juegan con un miedo mayor a perder. Otro punto realmente importante es el factor meteorológico. En Francia o Inglaterra el 60% de la temporada se juega en condiciones de pelota húmeda, barro etc. En el Super Rugby es al contrario, y sólo al final de la temporada, y en determinados lugares de Nueva Zelanda o Argentina, se puede poner feo.
– Para finalizar, ya que hemos hablado menos de las franquicias australianas y neozelandesas, aunque sólo habéis jugado contra Hurricanes y contra Reds, ¿qué jugadores te han llamado la atención de esos equipos?
A mí me encantó el equipo de Reds, su estilo y lo que expresan. No lo tienen fácil, pierden mucho más de lo que ganan, pero sientes que en cada partido salen a jugar convencidos de lo que hacen y llenos de confianza, así que como espíritu de equipo me encanta Reds y el mensaje que da Brad Thorn. Es un equipo que juega sin miedos, y para mi el buen entrenador es el que logra que su equipo juegue sin miedo, que se exprese y ponga en el terreno de juego su mejor versión, más allá de que a veces haya cosas que no salen. Dentro de ese espíritu, Liam Wright y Harry Wilson, los dos terceras líneas, son la bandera de este nuevo equipo. La vuelta de James O’Connor a su nivel también ha sido muy buena. Aun así, sin lugar a dudas para mí, el mejor jugador de Super Rugby, el más impresionante, es Taniela Tupou. Juega prácticamente todos los minutos, es el más fuerte en la melé, cada vez que coge la pelota avanza, cada vez que tiene que placar lo hace con fuerza… En mi opinión es el jugador más impresionante porque va contra todas las reglas de las que hemos hablado antes.