Una sábana rodeaba el cuerpo inerte, inconsciente, del joven debutante Samuel Ezeala en La Defense de París. Un 7 de enero, una mala posición al interceptar al gigante franco-fiyiano Vakatawa acabó con el ala barcelonés de 18 años recién cumplidos en un hospital de la capital gala. Se abrieron todo tipo de debates: la edad, el físico, las tan recurrentes dudas sobre la seguridad en la élite. Meses después, en silencio, frustrado por tener que cumplir el protocolo de conmoción mientras sus compañeros de Clermont acumulaban partidos, Ezeala volvió al campo.

Llegó el verano, momento de decidir qué hacer con aquel chico, y Azema lo tuvo claro. «No hubo dudas. Siempre me dijeron que me esforzara para seguir creciendo aquí, nunca me insinuaron buscar una cesión. Confían en mí, quiero cumplir el año y medio que me queda de contrato y además ya hay contactos para continuar. Mi idea es continuar muchos años, seguro que llegamos a un acuerdo», cuenta Ezeala a H a su regreso desde Bath, durante el trayecto de seis horas que separan la Auvernia de su Barcelona natal.

Como si nada hubiera pasado. Como si su asombroso debut en Champions Cup la noche previa en The Rec, con dos ensayos y una asistencia, hubieran sido sólo un sueño. Las redes sociales de los medios especializados en rugby, o la propia cuenta de la Champions Cup, lanzan mensajes con el maravilloso estreno de Samu y él, quizá por su bisoñez, mantiene aún cierta inocencia.

La jugada del infortunado placaje a Vakatawa.

«Fue un momento muy bonito, debíamos ganar a Bath para clasificarnos, pude ayudar al equipo y salió todo muy bien». Nada que ver con aquel accidentado estreno en el Top 14. «Han pasado casi dos años y para mí está olvidado. Y nunca habría imaginado un debut de Champions así, además en tierras inglesas, con todo lo que implica. Lo dijimos en el vestuario, aunque haya quien diga que es un campo de patatas, te recuerda a cuando eres un niño y vas a jugar a un campo lleno de barro, pasándolo bien con tus amigos. Lo disfrutamos, y nos recordó a la infancia».

A punto de cumplir los 20, a Samu Ezeala le ha tocado vivir algo que la mayoría de los  profesionales sólo imaginarían. Todos aquellos que escribieron sobre si Ezeala no estaba listo para aquel desafortunado debut en Top 14, relatan ahora asombrados como posó el oval en The Rec. Del ultramoderno La Defense parisino al misticismo del estadio de Bath. Se cierra un círculo. Justicia Poética. El rugby le devolvió, de golpe, todo lo que le debía a Samu.

«Nunca habría imaginado un debut en Champions así, y además en un campo inglés con todo lo que implica: hay mucha más intensidad en los contactos y el ritmo… y los 10 últimos minutos se me hicieron muy duros, estaba muy cansado».

«No me lo tomo como una reivindicación, porque después de aquello ya jugué unos 20 partidos en Top 14. Nunca se podrá olvidar del todo aquel choque en París, pero este partido de Champions ayudará a que quede atrás. Fue un encuentro muy especial, pero debo seguir trabajando».

Todo cambió entre el 66′ y el 72′: «Fueron geniales esos minutos. Hasta entonces no había podido tocar mucho el balón. Hay mucha más intensidad en los contactos y ritmo. En el Top 14 también juegas contra estrellas, pero es que en Bath estaban Jonatan Joseph o el campeón mundial François Louw. Además, la Champions siempre motiva. Los últimos 10 minutos de partido se me hicieron muy duros, estaba muy cansado».

En unos días, el 11 de diciembre, Ezeala cumplirá los 20, y poco después llegará el Clermont-Bath en el Marcel Michelin. «Quiero jugarlo, obviamente. Pero cuando estás en Clermont eres consciente de la competencia. Optamos a todo, al Top 14, a la Champions…», cuenta ilusionado. Maldición mediante, los Vulcans tratarán al fin de ganar una final. «Es tremendo», admite entre risas. No lleva tantos años en el ASM, pero conoce la maldición.

Todo va deprisa en la vida del chico. Comparte vestuario con figuras mundiales y se juega el puesto con Penaud, Grosso, Betham o un Raka que ya ha debutado con Francia. Ese es el siguiente paso de Samu, aunque él no quiere presionarse en exceso. «El año pasado me llamaron para jugar con los Sub-20 de Francia, pero no logré la nacionalización. La Federación Francesa me ha pedido que lo vuelva a intentar, pero no he tomado ninguna decisión sobre si ir con Francia o con España. Sólo estoy centrado en jugar con Clermont lo máximo posible y después ya se verá».

«El año pasado me llamaron para jugar con los Sub-20 de Francia, pero no logré la nacionalización. La Federación Francesa me ha pedido que lo vuelva a intentar, pero no he tomado ninguna decisión sobre si ir con Francia o con España».

En Ferraz no arrojan la toalla, y se aferran a las raíces del barcelonés para que se enfunde de nuevo la elástica del León (algo que ya hizo en las inferiores). «Debo pensarlo mucho, hay muchos factores en juego. No sé cómo será el futuro. Hubo contactos con España hace tiempo, y les estoy muy agradecido, pero necesito tiempo para decidir. Cuando tenga las cosas más claras lo haré saber. Siempre sigo la División de Honor española, tengo amigos allí y me gusta estar al tanto de la liga». Como quien no ha roto un plato en su vida, no quiere decepcionar a nadie. Su evolución deja bien claro que será internacional galo y que nada se podrá hacer en España para retenerle.

Se despide, hasta su próximo capítulo, Samuel Ezeala. Con la misma humildad con la que sigue su camino por carretera a Barcelona, con la misma sencillez con la que respondió al mensaje de felicitación de H desde las entrañas de The Rec. Y lanza otro reto: «Me encantaría poder levantar la Champions en Marsella, cerca de casa. Sería todo un sueño. Sabemos que será complicadísimo, pero vamos a intentarlo».