Los cuartos de final de la Champions depararon una colección de partidos vibrantes, preñados de drama y con ese tipo de pequeños episodios alrededor de los cuales es posible construir un millar de hipótesis y sostener que lo que ocurrió pudo no ocurrir, o ser totalmente distinto. Al final se dispuso otro combate entre machos alfa: Leinster es el vigente campeón… pero todos los demás contendientes en las semifinales pueden sostenerle la mirada en cuanto a su ascendencia en la competición continental: entre los dublineses (cuatro títulos), Munster (2), Toulouse (4) y Saracens (2) suman nada menos que 12 coronas europeas. La 13ª la levantará uno de ellos, el próximo 11 de mayo en Newcastle.

Los resultados ya son inamovibles. Pero el rugby va redefiniendo la que siempre fue una de sus figuras más reconocibles: el tercer tiempo ha mutado ahora a un post partido interminable, en el que caben todo tipo de revisiones y variaciones a partir de la realidad inamovible de los marcadores. En ese sentido, el fin de semana dejó palancas variadas para pensar en los condicionales que no se dieron.

Nadie puede rebatir la legitimidad de las victorias, pero cabe preguntarse qué habría pasado si Gaüzère juzga de otro modo la confusa acción entre Pyrgos y Conor Murray que abrió una autopista para el primer ensayo de Keith Earls. O si Schoeman no le hubiese dado ese toque prebélico a Beirne, que provocó que el árbitro revirtiera la sanción por el placaje retardado de Munster que lo precedió.

¿Habría sido distinto el desenlace en la caldera del Aviva Stadium si Stockdale no hubiera cometido ese tonto error en el apoyo de su extraordinario ensayo contra Leinster? ¿Hubiera jugado mejor Racing 92 sin la expulsión temprana del apertura tolosano, Zack Holmes?

Esto parecerá contradictorio pero… qué no lo es en el rugby francés de hoy. A la vista del creciente nudo de impotencia en que se convirtió el juego de los parisinos a partir de su superioridad, cabe preguntarse si los equipos franceses no sufren una deformación según la cual cuanto más espacio tienen, más complicado les resulta jugar. Es una especie de vértigo horizontal: se abren los intervalos y sobreviene el mareo.

No fue el caso de Toulouse, cuyos tres cuartos generaron algunas combinaciones rutilantes, que parecían mágicos ejercicios de escapismo.

Stockdale lamenta su error tras la derrota contra Leinster (Foto: Michael Steele/Getty).

Sólo Saracens, con su demoledora victoria ante Glasgow, se puso a salvo de los enigmas. El resto de encuentros de esta eliminatoria -la que marca la frontera entre la gloria y la frustración- se decidieron por marcadores ajustados o que pudieron cambiar; por detalles que resolvieron que la moneda cayera de un lado y no del otro. En Edimburgo, Cockerill recordó una enseñanza que no conviene perder de vista: las modas de otoño no sirven para primavera. Y Edimburgo, el equipo más estimulante de la primera fase del torneo, ya está en casa.

El abolengo continental aún es un factor relevante. La aristocracia todavía manda en Europa.

Éstas fueron las notas que resumen la jornada de cuartos de final de la Champions (ver aquí los highlights de los cuartos):

• La última vez que se registraron dos victorias a domicilio en esta fase del torneo fue hace siete años, en 2012. En aquella ocasión Ulster ganó en Limerick a Munster (16-22) y Clermont se impuso en campo de Saracens (3-22).

• También el número de espectadores que asistieron a esta jornada fue el más alto en muchos años: un total de 124,147 espectadores en los cuatro partidos, un 10% más que el año pasado en esta misma eliminatoria (son datos de EPCR) y el número más elevado desde la campaña 2011/12.

• A pesar de que su superioridad no parece tan nítida como en años anteriores y aun con la exigencia que planteó Ulster en su cruce, Leinster se metió en la undécima semifinal de Champions de su historia.

• Quizás el triunfo más resonante de todos fue el de Toulouse, con 14 hombres durante buena parte del choque por la roja a Zack Holmes: el equipo de Ugo Mola regresa a unas semifinales por primera vez desde 2011. Entonces se impusieron en Aguilera al BO (20-27), para caer en la siguiente ronda frente a Leinster (32-23).

• Leinster y Toulouse reeditarán en semifinales un cruce ya clásico y muy repetido a lo largo de la historia de la competición. De las 15 ocasiones en que clubes del Top14 se han medido con rivales irlandeses en una semifinal, en 10 de ellas la victoria ha sido para los franceses.

• El récord de victorias en cuartos de final lo ostenta Munster, cuya victoria en Murrayfield ante Edinburgh supuso su 14º triunfo en esta eliminatoria.

Strettle sumó dos ensayos a su cuenta en la victoria de Saracens (Foto: Henry Browne/Getty).

• El incombustible David Strettle, ala de Saracens, firmó dos ensayos en la autoritaria victoria de los londinenses ante Glasgow Warriors. Su total en la competición asciende a 19 marcas: Saracens 13, ASM Clermont Auvergne 5, Harlequins 1.

• Otro hombre altamente prolífico en la Champions Cup es Maxime Médard, que anotó contra Racing 92 su ensayo número 23 en la competición. Médard aparece ahora como el tercer jugador de ST con más ensayos en la máxima cita continental, por detrás de Vincent Clerc (36) y Michel Marfaing (24).

• Si un jugador marcó la diferencia con acciones decisivas en Edimburgo fue Keith Earls: el ala de Munster sumó dos ensayos y eleva su total en la competición a 17.

• El récord de placajes de la competición lo tiene en este momento CJ Stander: el 8 de Munster ha sumado 112 en lo que se lleva de torneo.

• Muy ocupado estuvo también en defensa el segunda de Leinster James Ryan, quien marcó la cifra más alta de placajes en esta ronda, con 27.

Conway escapa de Duhan van der Merwe y Watson, en Murrayfield (Foto: Ian MacNichol/Getty).

• En el lado contrario, el de los jugadores más escurridizos para las defensas, el sudafricano Cheslin Kolbe, de Toulouse, batió a 45 defensores a lo largo del torneo.

• Toulouse es el equipo con más descargas en contacto (offloads) de todo el torneo: 105 hasta la fecha en toda la competición.

• Y George Kruis, especialista de Saracens, es quien ha ganado más touches en esta Champions (31), una cifra que comparte con Grant Gilchrist, de Edinburgh.

• Los 10 ensayos que apoyó Saracens en su triunfo frente a Glasgow suponen igualar el récord en unos cuartos de final, establecido por Stade Français en 1999, frente a Pontypridd.

• Con la decena del sábado, el equipo de Mark McCall incrementa hasta 30 ensayos el total de las marcas que ha apoyado en los siete partidos de esta Champions, uno por delante de Leinster.