Swing Low, Sweet Chariot se cantó por primera vez en Twickenham durante el llamado partido de Chris Oti, en 1988. O eso es lo que se pensaba hasta ahora. Un reciente estudio llevado a cabo por el World Rugby Museum arroja algunas dudas sobre esta versión y pone sobre la mesa una novedosa teoría acerca de cuándo, cómo y por qué esta melodía nacida en la primera década del siglo XX en Estados Unidos quedó asociada ya para siempre con el rugby inglés.

A pesar de ser el estadio más grande y, quizás, el más famoso del rugby mundial, durante la mayor parte de su historia Twickenham no tuvo una canción característica. Mientras en otros campos se entonaban conmovedoras interpretaciones de Bread of heaven o Fields of Athenry, en el HQ inglés lo que se llevaba eran las educadas conversaciones en el Aparcamiento Oeste y una sentida ovación a los equipos cuando salían al campo antes de los partidos.

Pero eso cambió a finales de los años 80, cuando por fin Twickenham encontró su propia voz. De acuerdo a la leyenda, las tribunas del estadio rompieron a cantar de manera espontánea para celebrar el triplete de ensayos anotados por el joven ala Chris Oti. El himno que eligieron fue Swing Low Sweet Chariot, que de la noche a la mañana se convirtió en la llamada a las armas del rugby inglés.

El júbilo de los aficionados de la Rosa era fácilmente comprensible. Inglaterra había perdido cinco de los seis partidos anteriores a la explosión de Oti, que contribuyó de forma decisiva a la victoria frente a Irlanda en su segundo partido como internacional, jugado en el mes de marzo de 1988. Bastante más extraña fue la canción elegida para la celebración: Swing Low Sweet Chariot, un espiritual afroamericano. Canción verdaderamente conmovedora… pero desde luego una elección curiosa para apoyar al equipo nacional de rugby de Inglaterra.

La versión más extendida es que Twickenham entonó por primera vez la canción durante un partido contra Irlanda en 1988, cuando Chris Oti debutó como ala con tres ensayos: diversos grupos de aficionados presentes ese día en el estadio se jactan de haber sido los primeros en hacerlo

A lo largo de los años se han ofrecido muchas versiones para explicar por qué Twickenham eligió Swing Low. La más popularmente aceptada es la que la relaciona con la hazaña de Oti y con la presencia ese día en las gradas de un pequeño grupo de alumnos del Douai School de Berkshire, cuyos muchachos habían adoptado Swing Low Sweet Chariot como canción de su equipo de rugby.

Al mismo tiempo, otro grupo de aficionados provenientes del Market Bosworth Rugby Club en Leicestershire se mantienen firmes en su afirmación de que fueron ellos quienes primero comenzaron a cantar la canción desde la Grada Norte de Twickenham. Y no después de un ensayo de Oti, sino para celebrar la marca de Gary Rees quien, tras una carrera del ala Rory Underwood, fue el autor del primero de los seis ensayos de Inglaterra aquella tarde.

Por lo que sabemos, Swing Low se lleva cantando en la sede social de muchos clubes de rugby ingleses desde al menos los años 60 del pasado siglo, a menudo como parte de un juego con alcohol por el medio. Pero la historia de cuándo y cómo se cantó por primera vez en Twickenham no se ha contado del todo bien hasta ahora. Nuevas investigaciones del World Rugby Museum y archivos audiovisuales encontrados en la BBC han revelado que Swing Low Sweet Chariot debutó en el estadio londinense no en marzo de 1988, como se creía hasta ahora, sino el verano anterior, en 1987, durante el torneo Middlesex Sevens de rugby siete.

El Middlesex Sevens fue un certamen que se jugaba en Twickenham desde 1926. Clubes de primera línea, equipos invitados y, ocasionalmente, incluso algún combinado nacional le conferían al torneo la etiqueta de gran fiesta de fin de temporada. Una cita para la que los aficionados acampaban desde las seis de la mañana en el Aparcamiento Oeste. La edición de 1987 fue además memorable, marcada por un estupendo sol y un rugby espectacular. Los entonces vigentes campeones, los Harlequins, se clasificaron para jugar la final contra el Rosslyn Park II, otro de los equipos locales.

El Rosslyn Park, radicado en Roehampton, contaba en sus filas con el ex internacional inglés Andy Ripley, que seguía en activo a los 39 años. Sus seguidores, sin embargo, estaban ansiosos por ver en acción a otro jugador: un explosivo y talentoso joven llamado Martin Offiah, que venía de protagonizar actuaciones rutilantes en los Hong Kong Sevens. Aunque sólo tenía 22 años, Offiah ya había ganado notoriedad por su rapidez y la facilidad para anotar ensayos, y lo demostró en Twickenham. El estadio, que se llenó hasta la bandera, aguardaba con expectación cada una de sus apariciones sobre el terreno de juego. Y, a pesar de jugar arrastrando una lesión, Offiah se presentó en la final con un ensayo al menos en cada uno de los partidos de las rondas anteriores.

Las imágenes rescatadas de los archivos de la BBC muestran imágenes de los Middlesex Sevens, en la edición de 1987 de este torneo, en las que se oye claramente cantar ‘Swing Low Sweet Chariot’ en las gradas

Unos meses antes, ese mismo año, tuvo que ser Nueva Zelanda la que frenara en los Hong Kong Sevens a los Penguins, el equipo por invitación en el que Offiah se enroló y con el que alcanzó las semifinales del prestigioso torneo. Así que los aficionados llegaron a Twickenham deseando verlo en acción. Sus actuaciones estelares no pasaban desapercibidas para nadie y, de hecho, el de 1987 iba a ser su último torneo como jugador del código union, antes de pasarse al league. Como jugador de rugby a trece, Offiah completó una extraordinaria carrera profesional, con más de 400 ensayos a sus espaldas y el reconocimiento de haber sido uno de los más grandes de todos los tiempos en la disciplina.

Offiah, en un partido con Wigan en 1996, frente a Harlequins (Foto: Andrew Redington /Allsport).

El apodo con el que lo rebautizaron los aficionados fue… Chariots. Aunque su apellido, en realidad, se pronunciaba offia, sus compañeros de equipo lo transformaron para que sonara of-fire, completando así un juego de palabras con la célebre película Carros de fuego (en inglés, Chariots of fire). Y de esa forma se le conocía: Martin Chariots Offiah.

Por lo que parece, el apodo se hizo muy popular en las gradas de Twickenham durante aquellos Middlesex Sevens de 1987, así que la ocasión era propicia para que el público saludara las actuaciones de Offiah con una canción que ya se cantaba desde mucho tiempo antes en los clubes del rugby modesto inglés.

Tal y como demuestran las imágenes emitidas recientemente en el programa BBC Rugby Special, Swing Low Sweet Chariot suena de manera notoria en las tribunas al principio del partido por el título que jugaron Harlequins y Rosslyn Park. Y vuelve a hacerlo de nuevo tras un ensayo de este equipo, avanzada la primera mitad. El célebre Bill McLaren, comentarista para la cadena pública británica y conocido como la voz del rugby, describe como «espectacular» la oleada de voces que «elevan la canción a lo largo y ancho de este gran estadio», mientras de fondo se escucha con claridad Swing Low.

Twickenham adoptó el espiritual afroamericano en honor a Martin Offiah: sensación de los Hong Kong Sevens y estrella posterior del ‘rugby league’, su rapidez y la facilidad para ensayar hizo que los aficionados lo apodaran Martin ‘Chariots’ Offiah, en un juego de palabras con la famosa película

En los días previos al profesionalismo, Twickenham contaba con un público incondicional que, por lo general, era el mismo en torneos como los Middlesex Sevens y en la mayoría de los partidos internacionales. La canción les había gustado, eso era evidente, así que tenían ganas de volver a entonarla a la primera ocasión que se diera. Por desgracia, el siguiente partido de Inglaterra en su estadio fue contra Gales y no logró anotar ni un solo ensayo, en un choque que perdió 3-11. La oportunidad de interpretar de nuevo Swing Low llegó, así, en el ya mencionado partido de los seis ensayos contra Irlanda, en el que Oti firmó sus tres marcas.

Entonces, ¿cuál es el legado que dejó aquel encuentro? El partido de Chris Oti permanece como marco de una de las actuaciones más espectaculares de un recién llegado a la selección inglesa en toda su historia; pero, en lo que se refiere a Swing Low Sweet Chariot, para encontrar su origen hay que ir un poco más allá, al verano anterior y a las actuaciones de un jugador que dejó una impresión duradera en el rugby union, antes de convertirse en una auténtica leyenda del rugby league.

Así que, cuando Twickenham entona el Swing Low Sweet Chariot, está haciendo honor a un ingenioso juego de palabras con el apellido de Martin Offiah… pero ante todo es una emotiva expresión de apoyo.

Steve Menzies y Martin Offiah, en la final de la Copa del Mundo de rugby a trece entre Australia e Inglaterra en 1996 (Foto: Anton Want/ALLSPORT).

Martin Offiah acabaría por sucumbir a una lesión en la final de 1987, que ganaron los Harlequins por 22-6. Varios años después se supo que había jugado soportando una fractura ósea. Regresaría al torneo en 1996, con un equipo de Wigan RL plagado de estrellas como Andy Farrell, Jason Robinson y Shaun Edwards, todos ellos autores de una muy notable contribución al código ‘union’ después de terminadas sus carreras en el ‘league’. En aquella ocasión de su vuelta, Offiah sí que alcanzó la gloria, derrotando en la final a los Wasps de Lawrence Dallaglio. Los Middlesex Sevens se jugaron por última vez en 2011. La copa Russell-Cargill Memorial está ahora expuesta en la galería dedicada al los ‘sevens’ en el World Rugby Museum.

 

[Phil McGowan es historiador de rugby y curador del World Rugby Museum de Twickenham. Puedes seguir al autor en Twitter en el siguiente perfil: @_philmcgowan.

El blog From the vaults se publica en la web del World Rugby Museum. Accede y sigue sus perfiles en redes sociales eFacebook, Twitter Instagram].