
El cabo de Buena Esperanza, el punto más meridional de todo el continente africano, se encuentra radicado a 70 kilómetros de Ciudad del Cabo. Allí se encuentran el océano Atlántico y el Índico, donde convergen la fría Corriente de Benguela y la cálida de las Agujas. El encuentro de ambos flujos marinos, junto a las temperaturas del agua, dan como resultado el escenario de turbulencias que le proporcionó a este lugar su nombre original: Cabo de las Tormentas.
Juan II de Portugal cambió esa denominación, tratando de reflejar con un nombre más optimista la condición de paso que posibilitaba una ruta más corta por mar entre Europa y la India. El cabo aún representa a día de hoy un punto emblemático para los marinos que rodean la costa de África en barco, tras haberse convertido en un paso obligado en la Ruta del Cabo y la Ruta de los Clíperes para los barcos que operaban entre Europa, el lejano Oriente y Australia.
Durante toda la semana pasada se había venido formando una tormenta en esa zona de Sudáfrica… y el pasado sábado golpeó por fin tierra: lo hizo en el Estadio de Ciudad del Cabo.
Los seguidores de los Lions albergaban la esperanza de cerrar la serie contra los Springboks después de haberse apuntado, siete días antes, el triunfo en el partido que abrió el duelo. Pero con los sudafricanos obligados a dejarse todo en el campo para salvar su honor, los turistas sabían que tendrían que desenterrar el hacha de guerra y resistir el embate bokke.
Los partidos de rugby suelen ser ligeramente más largos que un vídeo de Rassie Erasmus, pero el del pasado sábado resultó además en ocasiones igual de malsano. Después de cabalgar olas durante la primera mitad del choque, los Lions fueron arrasados en la segunda por un tsunami verde.
Los árbitros dieron, en los primeros tramos del partido, la impresión de necesitar un salvavidas. Así de nerviosas e inciertas fueron sus decisiones en ese momento en el que abundaron los conflictos entre jugadores. Puede que tuvieran su ángulo de visión tapado por la presencia constante del chico del agua de Sudáfrica.
Así las cosas, nos abocamos a un tercer partido decisivo, el próximo sábado en Ciudad del Cabo. Una vez que se haya agotado el ruido causado por las citaciones disciplinarias y los vídeos, el foco cambiará por fin para ocuparse de quienes realmente importan: los jugadores y los árbitros.

El colegiado Ben O’Keeffe dialoga con los capitanes de ambos equipos, Kolisi y AW Jones.
Será un partido de pronóstico muy incierto, después de dos choques de viento cambiante. La victoria de los sudafricanos para el empate marcó una dinámica distinta a la que había dejado el primer encuentro de la serie. Aquél fue un partido de dos tiempos bien diferenciados.
El primero, como ocurrió también este último sábado, marcado por el duelo de pateadores. Los nombres, siempre los mismos: en ese primer partido los Boks ganaban 12-3 al descanso, gracias a cuatro golpes de castigo pasados por Handré Pollard, a los que respondió Dan Biggar con uno por parte de los visitantes. Sin embargo, los Lions protagonizaron una inmensa segunda mitad, remontando esa diferencia de nueve puntos para acabar ganando el choque por 17-22.
Una vez que se haya agotado el ruido causado por las citaciones disciplinarias y los vídeos, el foco cambiará por fin en este tercer encuentro para ocuparse de quienes realmente importan: los jugadores y los árbitros
En el segundo choque, al intermedio mandaban los Lions gracias a tres golpes pasados por Biggar, a los que contestó Pollard con un par. Después, el equipo de Warren Gatland se vio ampliamente rebasado, con un par de ensayos de Mapimpi y Am, remachados por una conversión y tres penalties más salidos de la bota clínica de Pollard.
Así, los los Lions se ven abocados a un partido decisorio, en el que buscarán su primer triunfo en una gira por Sudáfrica desde hace 24 años.
Tras la rotunda derrota del último sábado, una profunda sensación de depresión impregnó el aire. Los Lions esperan que en el tercer partido se abra de nuevo el cielo para ellos y brille el sol en el cabo de Buena Esperanza. Aunque un vídeo de Rassie Erasmus con el parte meteorológico a mitad de semana podría muy bien nublar el panorama…