
JPR Williams eligió el rugby, y lo jugó con Gales y con los Lions, con tan característico vigor que, en la gira por Nueva Zelanda en 1971, le llegaron a prohibir participar en algunas sesiones de entrenamiento porque había convertido en costumbre lesionar a sus propios compañeros. Y, sin embargo, a pesar de esa personalidad tan ligada al juego oval, hubo un momento en su vida en el que JPR pudo haberse dedicado a otro deporte y convertirse en… tenista.
El zaguero galés sigue siendo uno de los iconos más reconocibles del rugby. Y solo los aficionados más conspicuos al tenis recuerdan que JPR Williams participó en uno de los torneos de mayor peso histórico de la historia del juego: el que se jugó en Bournemouth en 1968 y que dio comienzo a la era open.
Aquella cita fue la que liberó al maestro Rod Laver, al que se le había vetado su defensa del título en Wimbledon en 1963 por haberse convertido en profesional, y le permitió volver a disputar la corona de las coronas… y además recibir un premio en metálico por levantar el trofeo. En 1968, Laver volvió a ganar Wimbledon y la victoria le reportó un premió de 2.000 libras.
Todo esto viene porque Laver, precisamente, es el deportista al que JPR Williams dice haber admirado más en toda su vida. Y, aunque no se cruzaron en aquella cita en Bournemouth, donde el australiano era por supuesto uno de los cabezas de serie, sí que tuvo la oportunidad de jugar dobles a su lado y como oponente. Fue en un evento benéfico celebrado ya en los años ochenta. «Ha sido mi favorito de todos los tiempos, un gran jugador y, como el propio Roger Federer, también todo un caballero». Williams es, además, un gran fan de Andy Murray. ¿Su jugador de rugby preferido de todos los tiempos? «Terry Davies, que jugó de zaguero con Llanelli y con Gales. Era fantástico».
«El deportista al que más he admirado siempre fue Rod Laver, el maestro australiano. Llegué a jugar dobles con él y contra él: era un gran jugador y, como Roger Federer, todo un caballero»
JPR está retirado después de haber trabajado durante décadas como cirujano ortopédico. Casado con Scilla, tienen cuatro hijos que han heredado los genes del deporte. Sus tres hijas han sido internacionales en hockey por Gales y el único varón es un magnífico golfista.
El zaguero fue siempre, desde muy niño, un deportista prolífico. Y en su árbol familiar el tenis y el rugby se entremezclan de forma constante: «Mis padres me animaban a practicar todos los deportes que quisiera. Mi padre jugaba bastante bien al tenis y fue ala en los Cardiff Medicals -contó en una entrevista con el Daily Telegraph-. Todos mis hermanos jugaron al tenis con Gales en sus años juveniles: yo era el que iba por delante y los demás me siguieron. Debemos llevarlo en los genes: mi padre era un romántico del deporte y mi madre tenía la tenacidad de alguien nacido en Lancanshire… y también jugó al hockey en la región».
El último partido de rugby que jugó Williams fue en 2003, con los veteranos de Tondu. El tenis lo dejó más o menos al mismo tiempo. A pesar de que se tuvo que operar de la cadera y lleva una prótesis, todavía tiene aspecto de estar en forma. Es un tipo de una sola pieza.
De aquella ocasión en Bournemouth en 1968 recuerda haber perdido contra un australiano, Bob Howe, y después salir volando en su coche «más de 200 kilómetros para jugar con Bridgend contra Newport». Su impresión del torneo es que «muchos jugadores no tenían conciencia de lo especial que era aquella ocasión y del camino que iba a abrir en adelante… era raro enfrentarte de pronto con profesionales como Rod Laver y Ken Rosewall, algo que hasta entonces no había ocurrido».
Aquella ocasión pudo cambiar su vida, pero se impuso la medicina: «Cuando el tenis se hizo profesional, yo adopté esa actitud de ‘mejor me busco un trabajo de verdad’. Mientras era estudiante no hubo problemas, pero una vez que me doctoré se hacía complicado de verdad convencer a los compañeros de hospital para que me hicieran las guardias cuando yo me iba a jugar: esos acuerdos me han costado muchas entradas de rugby en compensación».
JPR se clasificó para entrar en el cuadro después de ganar una eliminatoria contra RF Johansen. Ya en el torneo, cayó en primera ronda frente al mencionado Howe, uno de los mejores jugadores de dobles en el momento culminante de su carrera. En aquellos días ya tenía 42 años e iba camino de la retirada, pero aun así se impuso. JPR reconoce haber tenido alguna oportunidad de ganarle, pero perdió sin hacer un solo set. «Fue una decepción, creí que podría pero… la verdad, técnicamente era demasiado para mí».
«Cuando el tenis se hizo profesional, yo adopté esa actitud de ‘mejor me busco un trabajo de verdad’. Elegí la medicina, como quería mi padre, y también el rugby porque era más popular en Gales que el tenis«
Esas expectativas se correspondían con su carrera hasta entonces. Desde que llegó al tenis en 1964, JPR había sido un jugador muy prometedor. Ese año participó en el campeonato británico sub-15 en hierba, en Exmouth, y sorprendió a todo el mundo al avanzar hasta la final.
Según el propio Williams, fue más bien un especialista en tierra batida, con un tenis razonablemente bueno en todos los aspectos: «Tenía mejor revés que derecha porque, como le suele suceder a todo el mundo, era mi lado débil cuando empecé a jugar y la mayor parte de los años de formación fue lo que más trabajé».
Su progresión sostenida le llevó a ganar en 1966 la categoría junior en Wimbledon, en cuya final batió a David Lloyd. «La mayor sorpresa de todo el torneo», escribió The Times. Pero él le tiene mayor consideración a otra victoria lograda al año siguiente, en un torneo junior a nivel mundial, el Canadian Centennial Tournament, en el que batió a dos americanos (Sandy Mayer y Dick Stockton) que llegarían a ser Top 10 del ranking. «A aquello no se le dio mucha publicidad en Gran Bretaña, pero para mí fue un logro mucho más importante que ganar el Wimbledon junior».
Muchos años después, cuando fue protagonista del programa This is Your Life de la BBC, el respetado comentarista Dan Maskell afirmó que la capacidad de lucha de JPR Williams le capacitaba para haber sido un gran jugador de tenis. Y que su decisión de dedicarse al rugby había sido una gran pérdida para el deporte de la raqueta. Maskell hablaba con conocimiento de causa: también había sido entrenador al máximo nivel.
Aquel día, tras perder contra Howe en Bournemouth, JPR se metió en el coche junto a su padre, el doctor Peter Williams, y este lo llevó a tiempo de saltar al campo con la camiseta de Bridgend. El partido daba comienzo a las 7:15 de la tarde y Williams se presentó justo cuando estaba a punto de empezar. Todavía no había debutado con Gales… pero ese encuentro iba a cambiar el curso de las cosas: «Plaqué en un par de ocasiones a Stuart Watkins, que en aquel momento era el ala de Gales, y creo que eso me abrió la puerta para ser seleccionado cara a la gira de Gales por Argentina en 1968», recuerda.
Tras perder en aquel torneo en Bournemouth, JPR salió volando en su coche para llegar a tiempo de jugar al rugby con Bridgend contra Newport: hizo un partidazo y eso le abrió las puertas para su primera selección con Gales
A la mañana siguiente, volvió a conducir hasta Bournemouth para jugar el doble… pero pronto se vería obligado a elegir entre el tenis y el rugby. El momento de la decisión llegó durante el verano de ese mismo año 68. Tras jugar con los sub-21 británicos en Manchester, se vio obligado a abandonar en cuartos de final porque tenía que presentarse en Gales para una sesión de entrenamiento con el equipo que viajaría a Argentina: «Ese fue el momento en el que se produjo el conflicto… y el rugby se impuso al tenis».
Si tenía alguna duda de su decisión, su padre se la quitó de un plumazo: «Siempre tuvo una gran influencia en mí. Me dijo que el deporte profesional no era para mí e insistió en que quería que estudiase Medicina -recuerda JPR-. Si eras un buen jugador de rugby en aquellos días tenías muchas opciones de entrar en uno de los hospitales universitarios de Londres… así que me era posible lograr eso y seguir jugando al rugby».
El otro factor fue la popularidad del rugby en Gales: «Gerald Battrick, un gran jugador de tenis de Bridgend, estaba entre los más altos del ranking en Gran Bretaña, pero ni siquiera aparecía entre las 10 personalidades del deporte más importantes de Gales. Así que pensé: ‘El tenis no es muy popular en Gales, el rugby sí’. Y eso me influyó mucho a la hora de decidir».
Pero, ¿qué pasaría si tuviera que tomar esa misma decisión ahora que el tenis lleva décadas siendo open y el rugby se ha hecho profesional también? «Habría elegido el tenis», dice JPR después de un momento de reflexión. «Lo habría elegido porque el tenis es mucho más lucrativo y también más tentador… y también por los peligros del rugby de hoy. Es mucho más físico que cuando yo jugaba».
Algo así -un JPR Williams tenista que jamás hubiera jugado al rugby- resulta hoy difícil de imaginar. Pero pudo ocurrir. Por fortuna eligió el rugby, fue uno de los más grandes en ponerse una camiseta de Gales y lo que perdió el tenis, lo ganó la historia del rugby.