Los inmigrantes italianos empezaron a llegar a Gales avanzado el siglo XIX y trajeron con ellos el maravilloso colorido callejero de sus heladerías, los cafés y las tiendecitas de fish and chips. Un pintoresquismo alegre y vivaz que iluminó nuestros grises paisajes y por el que los galeses siempre les estaremos agradecidos.

La comunidad transalpina en Gales siguió creciendo en las primeras décadas del siglo XX, y especialmente en el periodo de entreguerras. El flujo de lo que iban a ser los nuevos welsh-italians llegaba desde todo el país, pero una buena parte de ellos procedían de la misma región y, en particular, de la ciudad de Bardi, en Emilia Romagna.

Bardi está enclavada al norte de la cordillera de los Apeninos. Y su paisaje recuerda un tanto a los valles galeses de los que los emigrados hicieron su nuevo hogar. En lo que se refiere al clima, sin embargo, las diferencias resultan bastante más notables. Muchos de ellos se establecieron alrededor de las ciudades con puerto y se emplearon en tareas subsidiarias del trabajo en el mar y en los muelles.

Otros, aún más, se adhirieron al tópico y fundaron acogedores salones que pueblan las calles principales de muchas ciudades en Gales: allí donde los niños se pueden deleitar con helados y cucuruchos de tentadores sabores; y los mayores, con la calma aromática del café… Otros muchos de los recién llegados adoptaron lo más popular de la gastronomía local: el pescado rebozado con patatas y regado con la acidez del vinagre de malta.

Dos aficionados italianos se solazan en Cardiff antes del encuentro del domingo.

Frank y Aldo Berni estaban entre aquellos llegados desde Italia para buscar una nueva vida en Gales, un país interesante desde que en sus valles se descubrieran las reservas mineras. Los Berni establecieron un modesto café en la localidad de Merthyr. Y ese fue el arquetípico inicio de lo que hoy es Berni Inn, una famosa cadena de establecimientos.

A pesar de que las grandes firmas y su homogeneización de cualquier ciudad en el mundo se ha llevado por delante muchos de estos pequeños negocios locales, la presencia italiana todavía está muy enraizada en la cultura popular local. A tal punto que uno de los famosos cafés de aquellos días, el que fundó una familia apellidada Bracchi, fue convertido por los locales en un nombre común para este tipo de establecimientos: durante años, en Gales a cualquier café italiano se le llamaba precisamente así, un bracchi.

Las primeras oleadas se concentraron, como es lógico, alrededor de Londres. Después, poco a poco se extendieron por el resto del país, incluido Gales, y produjeron algunos personajes notables en áreas como la cultura y, por supuesto el deporte: el boxeador Joe Calzaghe o, en el rugby, los hermanos Peter y Robert Sidoli, nacidos en Merthyr Tydfill, allí donde los Berni iniciaron su imperio. Roberto llegó a ser más de 40 veces internacional con Gales entre 2002 y 2007.

La historia de los italianos en Gales no ha carecido, tampoco, de episodios dramáticos. Durante la II Guerra Mundial y la dictadura de Mussolini en Italia, la declaración de guerra y la obsesión británica por el espionaje provocó que todos aquellos que no se hubieran preocupado de regularizar su situación (y muchos no lo hicieron por mera ingenuidad) sufriesen el acoso y la detención de las autoridades, por sospecha de trabajar como quintacolumnistas del fascismo. Los más afortunados fueron encarcelados en la Isla de Man. Peor suerte corrieron otros muchos embarcados en el Arandora Star, camino de una prisión en Canadá: durante la travesía, la nave fue torpedeada por un submarino alemán y sus más de 800 ocupantes perecieron en el hundimiento.

Hoy en día, más de 40.000 personas de origen italiano viven en Gales. Y, aunque están en muchos lugares, probablemente allí donde se hagan más visibles sea en Cardiff. Casi en cada calle principal y en las zonas comerciales de la capital galesa es fácil encontrarse con un restaurante italiano.

La conexión todavía se hace más evidente si, como ocurrió este domingo, la selección italiana de rugby llega a la ciudad para jugar en el Principality Stadium. La suave mañana del Día de la Madre en el calendario local acogió quizás a un número menor de visitantes para lo que es habitual, pero pronto encontraron su hogar lejos del hogar en las piazzas de la capital galesa.

Durante todo el día, alrededor del partido, el azul y el rojo de los contendientes se mezclaron por las calles como hacen los viejos amigos; delante de un aperitivo y un plato de antipasti, antes de llegar hasta el céntrico templo del rugby galés, donde tal vez confiaran en redondear el almuerzo con un sabroso partido y su postre.

El Pan Celestial galés lo sirvió muy pronto Hadleigh Parkes, que a los cuatro minutos de juego ya había cruzado la línea de marca italiana para apoyar el primer ensayo. Apenas dos minutos después, George North añadió el segundo. Y el partido enseguida tomó el aspecto de lo que podría ser un festín para el equipo de Warren Gatland, que mandaba 14-0 nada más empezar.

Pero justo cuando los aficionados locales se frotaban las manos, Italia se arregló para responder con un ensayo a los 10 minutos. Pasados los entremeses y llegado el descanso, Gales solo tenía una ventaja relativa de 17-7.

En la segunda mitad, los Dragones recuperaron el apetito y añadieron tres ensayos más, por uno solo de los italianos, para cumplir los pronósticos y cerrar la cuarta jornada del 6 Naciones con una confortable victoria por 38-14. Los hymns galeses y las arias italianas se entremezclaron de nuevo cuando ya todo estaba resuelto, tras el quinto ensayo de los locales. Al final, todos quedaron saciados.

Tras esta victoria, Gales afronta la última semana del torneo en segunda posición y se prepara para otra atractiva sesión el sábado próximo, cuando los franceses de Jacques Brunel se asomen a la ciudad en el cierre de la competición por esta temporada.

Caída la tarde, cayeron también las persianas de los cafés italianos en Cardiff. Apuramos un último espresso y saludamos con afecto a la nación azzurra. Los fratelli de Gales, cuyo imborrable vínculo forma también parte de esta tierra de nuestros padres.

Ciao Italia.