
Hay un término -estimado lector- que no existe y que sería urgente y necesario implementar a nuesto diccionario particular: rugbygrafía. Si la historiografía es la disciplina que se ocupa del estudio de la historia; el estudio bibliográfico y crítico de los escritos sobre historia y sus fuentes, y de los autores que han tratado estas materias… ya tenemos la definición exacta de lo que tiene que ser la rugbygrafía.
En H llevamos un mes (grosso modo) dedicándonos al análisis previo de los equipos antes del 6 Naciones y al desempeño de las susodichas selecciones en los partidos del torneo. Es comprensible, el 6 Naciones es una de las citas por antonomasia del calendario anual del rugby y por ello es depositario de nuestras atenciones.
El arranque del 6 Naciones coincide y oscurece, desde un punto de vista eurocentrista, el comienzo del Super Rugby y es -precisamente- al torneo del hemisferio sur al que le vamos a dedicar unas merecidas líneas en este artículo.
El debate entre rugby del hemisferio norte y rugby del hemisferio sur está demasiado manido y falseado como para tener que volver a explicar todas sus faltas de veracidad desde el principio. Daremos por sentado -asumiendo de antemano el posible error- que no es necesario aclarar que las similitudes y las diferencias no responden a una cuestión geográfica y sí a una cuestión estilística, de concepción del juego como tal; también aceptaremos como premisa básica que la climatología o las estaciones no provocan la obligación de jugar de una forma preconcebida y determinada. Tampoco se nos ocurrirá -obviamente- establecer comparaciones (sobre similitudes y diferencias) entre una liga regular de equipos/franquicias con un torneo breve de selecciones.
Definidas estas premisas, comenzaremos nuestro análisis intentando aclarar algunos conceptos habituales en el hemisferio norte a la hora de definir el juego de la liga más importante de la otra mitad del planeta.
Al Super Rugby se le suele aplicar la misma premisa que a la NBA respecto al baloncesto europeo: «Es que ahí no se defiende; es que todo es correr sin ningún criterio, todo se consigue a base de fuerza, es un espectáculo… Eso no es rugby».
Les suena a conocido, ¿verdad?
La superioridad moral y la condescendencia con la que se mira desde Europa (incluidos los países no directamente involucrados en la rivalidad) al juego del hemisferio sur sigue partiendo de esa premisa imperialista y evangelizadora de la élite hacia los pobres indígenas.
Hasta 21 ensayos han sido anotados en estas primeras semanas por talonadores, con el saque lateral seguido de ‘maul’ como jugada principal: no sólo en Europa se explota el juego de delantera…
Los amantes del juego de delantera; de las fases, del barro, del pick&go… tienen muy claro que sólo en Europa llueve, hace frío, hay barro y se juega al rugby «como dios manda»…
Por contextualizar:
Los talonadores/hookers/doses de las franquicias del Super Rugby han sumado 21 ensayos en las tres primeras jornadas del torneo de 2020. Una media de 7 ensayos por jornada, 1 por partido, con el line out/maul como elemento definidor.
Epítome: Folau Fainga’a (talonador de Brumbies) ha disputado 20 partidos con la franquicia australiana en las dos últimas temporadas y suma un total de 17 ensayos.
Da la impresión de que el trabajo de delantera no es patrimonio exclusivo del rugby europeo. También desde la melé/scrum se han conseguido ensayos, los segundas y terceras líneas (además de destruir el juego rival) se suman al ataque y consiguen sumar puntos de cinco en cinco.
Si hablamos de defensa, con mayúsculas, conviene citar el caso de Stormers; la franquicia de Ciudad del Cabo terminó sus dos primeros partidos con cero puntos encajados y tras la tercera fecha se mantiene al frente de la clasificación con 30 puntos en contra y 4 ensayos recibidos.
Hay algunas paradojas que llamarán la atención al lector aficionado al rugby europeo y al 6 Naciones:
¿Saben cuál es la franquicia que más puntos y ensayos ha sumado en estas tres primeras semanas?
Gallagher Chiefs.
¿Saben quién es el Head Coach/máximo responsable técnico de la franquicia de Hamilton?
Warren Gatland.
Sí, el mismo Warren Gatland del Warrenball. Sí, el mismo Warren Gatland que formaba pareja con Shaun Edwards en Gales. Sí, el mismo Warren Gatland del que nadie conoce (o a nadie le importa) el nombre de su entrenador de defensa en la franquicia neozelandesa.
105 puntos a favor, 61 puntos en contra, 15 ensayos a favor, 9 ensayos en contra… y resulta que Warren Gatland ha sonreído más veces (y más tiempo) en la cabina técnica en estas tres semanas que en 12 años al frente de Gales.
10 de esos 15 ensayos tienen la firma de los jovencísimos backs del equipo de Waikato.
Pongamos un ejemplo respecto a esa juventud: nueve de los diez backs utilizados en el viaje a Tokyo (9.000 kilómetros) no han cumplido los 25 años.
El juego de los Chiefs de Gatland, el equipo que más puntos y ensayos ha sumado en las tres primeras semanas, no tiene nada que ver con el que impuso en Gales; como tampoco se parece el de Jaguares al que hacían Stade Français y Biarritz cuando los dirigía Gonzalo Quesada
Cuesta asimilar las diferencias de estilo de juego y mentalidad de equipos dirigidos por la misma persona. Warren Gatland no es el único ejemplo: poco tiene que ver la propuesta de los Jaguares de Gonzalo Quesada con lo que se veía en los partidos de Stade Français o Biarritz con el entrenador argentino al frente. Lo mismo podríamos decir respecto a Aaron Mauger con Highlanders y Leicester Tigers…
Ya que estamos hablando de entrenadores, estas tres jornadas de 2020 han servido para que Scott Robertson haya conseguido su victoria número 50 al frente de Crusaders. 50 victorias, 3 empates y 6 derrotas en 59 partidos. Tres temporadas completas, y la que está en curso, sin conocer otro resultado final que salir campeón del torneo.
Es conveniente, incluso recomendable, prestar atención al Super Rugby para constatar que existen más similitudes que diferencias respecto a aquellos elementos que se intentan vender como superiores en el rugby europeo. A lo mejor resulta que esas diferencias tienen más que ver con las destrezas de los jugadores que con el nombre de los entrenadores de defensa.
El año de transición del que hablamos en Europa también tiene aplicación práctica en el hemisferio sur: jubilaciones, año sabático (en Japón), emigraciones a Europa… Muchos jugadores importantes no están disponibles y eso significa una apuesta inmediata por sustitutos jóvenes y -obligatoriamente- menos conocidos. Los equipos y selecciones se tienen que adaptar a las nuevas circunstancias. Tampoco en ese aspecto existen diferencias, ni excusas.