Ya habíamos hablado con anterioridad de la sanción a Saracens (5,36 millones de libras esterlinas y la pérdida de 35 puntos en la clasificación de la Premier 2019-2020); también habíamos hecho mención a las reacciones de Nigel Wray y Mark McCall al respecto (cuando todavía no era firme la aplicación de la sanción); y habíamos especulado sobre lo que podría suceder en el futuro inmediato…

Nigel Wray cambió radicalmente su discurso original, aceptó la sanción y confirmó que ya trabajaban de la mano de la liga inglesa para evitar las discrepancias de criterio en el futuro… Lección aprendida y buenas noticias para todos.

¿Buenas noticias para todos?

Sí, eso hemos dicho y trataremos de argumentarlo de forma convincente:

– El dueño de Saracens confirmó que el club no tendría que vender a ningún jugador del plantel actual, que no tendría problemas con el límite salarial de la temporada 2019-2020 y que podría seguir fichando los jugadores necesarios en el futuro. 5 millones de libras esterlinas y -35 puntos es un trato excelente para un caso que abarcaba las tres últimas temporadas (desde la 2016-17) y que auguraba los mismos problemas, o más, de índole económica de cara a la temporada en curso.

– El rugby profesional europeo se ha situado en el panorama deportivo más atractivo de su historia reciente: Saracens (dominador absoluto de la Champions Cup en el último lustro) se encuentra -de repente- en la tesitura de focalizar sus esfuerzos en tratar de compensar los 26 puntos de desventaja que tiene respecto al penúltimo clasificado en su liga. Mark McCall se expresó con total claridad al respecto:

«Evitar el descenso es ahora mismo la prioridad por delante del rugby europeo, algunos de nuestros jugadores más jóvenes merecen una oportunidad en Europa».

Daba la sensación -tras el partido contra Racing 92 de la primera jornada de la fase de grupos- que esa sería la hoja de ruta del club londinense. Pero las sensaciones cambian en el partido contra Ospreys: el primer encuentro de la temporada europea en Allianz Park coincide con el regreso de los primeros internacionales mundialistas ingleses (Mako Vunipola, George Kruis, Jamie George, debut de Elliot Daly). Saracens vence 44-3 a Ospreys con bonus ofensivo y Brad Barritt -capitán y peso pesado del vestuario sarraceno- declara:

«Europa sigue siendo un objetivo para nosotros, seguimos participando en esta competición queriendo ganarla, si conseguimos llegar a cuartos de final todas las apuestas están abiertas. Que nadie se equivoque: este equipo de Saracens quiere ganar este trofeo, pese a que la competición europea no sea el objetivo prioritario que fue en las tres o cuatro últimas temporadas».

Los jugadores de Saracens, en uno de sus partidos en la Champions Cup (Foto: EPCR Rugby).

– Exeter Chiefs ha filtrado que demandará a Saracens por los perjuicios económicos y deportivos que las infracciones del equipo londinense supusieron para sus intereses. El público de los estadios que visita Saracens los recibe haciendo escarnio con billetes con la cara de Wray, la ironía aflora por todos los poros… La liga inglesa se ha encontrado con un filón de escándalo y de equipo odiado por todos que no existía -a este nivel- desde el Bloodgate de Harlequins en 2009. Los medios de comunicación, los aficionados rivales, y también los neutrales, estarán pendientes durante el resto de la temporada de todo lo relativo a Saracens tanto en la Premier como en Europa. El beneficio económico está garantizado.

– En el plano estrictamente deportivo de la Premier nos encontramos con los análisis que dan la medida del equipo de Mark McCall: no hay nadie que ponga en duda que serán capaces de mantener la categoría (en Inglaterra desciende un equipo y Saracens tiene que compensar 26 puntos de diferencia respecto al penúltimo clasificado en este momento: Leicester Tigers). Las dudas que surgen están relacionadas con que sean capaces de alcanzar puestos de clasificación directa para la Champions Cup de la próxima temporada. Es decir, si Saracens llegarán a tiempo para compensar los 32 puntos de ventaja que London Irish (6º clasificado, 10 puntos tras 4 jornadas) les saca a estas alturas. La temporada regular de la Premier consta de 22 partidos, de los cuales se han disputado cuatro, y se están barajando las posibilidades de que Saracens consiga 7-8 victorias más, en 18 partidos, que el equipo que en este momento tendría el último puesto de clasificación directa para la máxima competición europea de clubes de la próxima temporada. La épica es un elemento fundamental en el deporte profesional actual.

Nadie pone en duda que Saracens mantendrán la categoría en la Premiership inglesa: en realidad, las apuestas apuntan a si serán capaces de llegar a tiempo para alcanzar puestos de Champions en los 18 partidos que quedan

Los escándalos relativos a los límites salariales y a las prácticas de ingeniería financiera son comunes a todos los deportes del ámbito profesional: futbol, baloncesto, futbol americano, béisbol, hockey hielo… En todos ellos ha habido equipos acusados de tramposos y sancionados de forma más o menos contundente. Ninguno de ellos se ha visto condenado a arder en el inframundo de los apestados de forma indefinida.

Recordemos que el rugby ha sobrevivido a las evidencias (aceptadas en mayor o menor medida por todos los involucrados) de que los miembros de una selección fueron drogados en los días previos a la disputa de una final de Copa del Mundo… Un caso de dopaje financiero es menos grave que eso y no será más que un recuerdo borroso dentro de poco tiempo.

Hagan un ejercicio de memoria:

¿Cuántos de ustedes recuerdan unas acusaciones similares dirigidas a aquel Toulon de Mourad, Laporte y Wilkinson -que era más un Barbarians o un XV Mundial que un equipo al huso- que ganó tres ediciones consecutivas de la Heineken Cup?

Pues eso.