2018 no ha sido un buen año para la Inglaterra de Eddie Jones. El quinto puesto en el 6 Naciones no auguraba nada positivo, y la crisis quedó en evidencia al perder las series de junio ante Sudáfrica. Una decente ventana de noviembre (con las selecciones del hemisferio sur cerrando su temporada) maquilló de cierta manera el rendimiento de un equipo que, a falta de menos de un año para el tan esperado Mundial de Japón, ve cómo su nivel va bajando poco a poco desde aquella impresionante racha de 18 partidos consecutivos ganados.

No obstante, si algo hemos aprendido con el rugby actual es que de poco importa el camino que hayas recorrido durante cuatro años, lo importante es conseguir tu pico de forma en un mes muy concreto. Por ello, no podemos enterrar las aspiraciones de Inglaterra en Japón, aunque debemos contextualizar el momento en el que se encuentran y analizar algunas de las claves de su juego.

Nadie pone en duda que una de las combinaciones más importantes (probablemente la más importante) en un equipo de rugby es la que forman el medio de melé y el apertura. Ellos son el metrónomo del equipo, los que deciden a qué ritmo se juega y por qué lugares va a discurrir el ataque. Sin embargo, pocas veces mostramos la debida atención a la combinación que forman el apertura con los centros de su equipo, quienes actúan como autopista para que la pelota llegue a su destino, y como freno para el ataque de los rivales, a quienes deben tratar de quitar el oxígeno con la subida de la línea defensiva.

Tras los malos resultados de 2018 y con la llegada de John Mitchell como entrenador de la defensa, Inglaterra ha pasado de jugar con un doble 10 a usar a Farrell como apertura y meter en el 12 a un centro percutor, que hasta ahora acostumbraba a ser Te’o

En el caso de la selección inglesa, a lo largo del pasado año hemos visto al equipo de Jones actuar con varios sistemas en esta zona del campo. Tanto durante el 6 Naciones del año pasado como en la gira por Sudáfrica, el entrenador australiano utilizó la fórmula conocida como “doble apertura”. George Ford ejercía en el lugar natural del 10 y Owen Farrell ocupaba el puesto de primer centro. Jonathan Joseph, Ben Te’o y Henry Slade se alternaron para lucir el dorsal número 13 durante estos meses.

Debido a los malos resultados y a las deficientes actuaciones defensivas, en septiembre la federación inglesa contrató a John Mitchell como entrenador de la defensa. Desde entonces (es cierto que la muestra de partidos es limitada) el equipo cambió de sistema y pasó a jugar con un primer centro percutor, posición que ocupó Te’o a lo largo de toda la ventana de noviembre, a excepción del intrascendente partido contra Japón. Farrell le quitó el puesto de apertura a Ford, y Slade se mantuvo como segundo centro, aportando nuevos matices tanto al ataque como a la defensa del equipo.

Creo que es importante tratar de desmenuzar lo que fue el año pasado para Inglaterra en este sector del terreno de juego, ya que desde aquí se explican gran parte de sus dudas respecto a su futuro más cercano. ¿Por qué sistema se decidirá Jones para el 6 Naciones que se avecina? ¿Tendrá su decisión continuidad en el tiempo y la veremos aplicada en el Mundial de Japón?

John Mitchell da instrucciones al ala Joe Cokanasiga (Foto: Getty).

Doble apertura

Como ya hemos citado anteriormente, este sistema consiste en situar a dos jugadores de marcado carácter organizativo y técnico para los puestos de apertura y primer centro. Durante el mandato de Jones, en la selección inglesa siempre han sido Ford y Farrell (en este orden) quienes han ocupado esas posiciones. En alguna ocasión ha asomado Danny Cipriani con el 10, pero las oportunidades del controvertido jugador londinense han sido escasas, a pesar de su buen rendimiento con Sale, Wasps y Gloucester. En el caso del primer centro, Farrell es de los tres el que siempre ha actuado en esa demarcación.

El objetivo principal de este sistema de juego es llevar el balón lo más rápido posible desde un flanco del campo hasta el contrario. Esto se ve facilitado con la alineación de jugadores con buenas características técnicas. De esta forma, el balón llega con rapidez hasta el ala, generalmente a Jonny May, quien es capaz de desequilibrar a través de su velocidad y del espacio ganado al ala rival.

Con Ford y Farrell jugando de doble apertura, Inglaterra buscaba trasladar de forma veloz la pelota de un flanco al contrario, para dar oportunidades al desequilibrio de Jonny May

Generalmente la secuencia comienza con una formación estática favorable a Inglaterra. Si la jugada arranca con una melé, el balón se desplaza directo desde el 9 hasta el ala. Tanto el apertura como los centros fijan a sus defensores con carreras rectas, y después pasan el balón a su compañero, quien repite la misma acción con el objetivo de que los defensores no lleguen a cubrir todo el ancho del campo. En caso de que la jugada comience con un line out, la acción previamente descrita es precedida por un maul estático, en el que los delanteros ingleses tratan de juntar al máximo número de rivales con la intención de que su línea de tres cuartos tenga más espacios en los que poder marcar la diferencia.

A pesar de que la transmisión directa de la pelota entre los miembros de la tres cuartos es un tipo de jugada que también hemos podido observar en transiciones entre defensa y ataque, normalmente el equipo de Jones opta por patear el balón en estas circunstancias, tratando de aprovechar la falta de colocación del rival para ganar terreno. Una situación de ventaja que hay que añadir con el uso de este sistema es el hecho de tener en el terreno de juego dos receptores iniciales, como son Ford y Farrell, lo que supone tener mayores posibilidades de tomar decisiones acertadas desde el inicio de la jugada.

Sin embargo, esta formación tiene también sus desventajas. En primer lugar, las carreras en falso con líneas de ataque diagonales no son tan efectivas, ya que no se dispone de jugadores capaces de hacer creer a la defensa que van a ser atacados de forma directa a través del poderío físico. Esto supone que una defensa bien ordenada puede leer de forma más sencilla la propuesta inglesa, y por tanto cortocircuitar la transmisión del balón. Si esto ocurre, el equipo de Jones no tiene jugadores capaces de ganar la línea de la ventaja a través del choque, por lo que normalmente suelen ser repelidos si la defensa está bien plantada.

La falta de jugadores de perfil más físico en la línea de tres cuartos también queda en evidencia en situaciones comprometidas, como pueden ser las fases estáticas en posesión del balón dentro de la propia línea de 22. El equipo carece de un perfil de centro percutor que aporte oxigeno en ese tipo de acciones ,percutiendo contra la línea rival antes de patear el balón.

De esta manera, las opciones de Inglaterra se reducen a dos. En primer lugar está la opción de que esa labor la haga un delantero, por lo que se ve obligada a reducir el alineamiento en el saque lateral. La otra posibilidad es formar un maul y lanzar una patada directa, bien desde el medio de melé, bien abriendo el balón al apertura para que lo haga desde una posición más retrasada. Esto tiene el inconveniente de que la defensa recibe el balón bien posicionada si no se consigue el objetivo de que el balón salga por el lateral, por lo que las opciones de contraataque y de situarse en campo inglés de los rivales aumentan de forma exponencial.

Otro inconveniente de formar con Farrell en el primer centro es que en los momentos de rugby-tenis, en los que el apertura, el zaguero y al menos un ala se sitúan en la zona profunda del campo para tratar de ganar la ventaja de territorio, el jugador nacido en Wigan está incrustado en la línea, por lo que el equipo pierde la posibilidad de que su mejor pateador forme parte de esas importantes disputas.

Con este sistema Inglaterra tiene poca capacidad para explotar el eje profundo rompiendo la defensa, y además se muestra menos sólida a la hora de contener las acometidas rivales: en la serie en Sudáfrica recibieron 25 puntos de media por partido

Respecto a la faceta defensiva, este sistema no ayuda a que Inglaterra se muestre sólida en el terreno de juego. Esto quedó patente en el viaje a Sudáfrica, donde la selección inglesa recibió una media de 25 puntos en contra en los tres partidos disputados contra el equipo de Rassie Erasmus. Tras las formaciones estáticas (que es donde más desnuda se encuentra la línea de tres cuartos), la defensa inglesa siempre pierde la línea de la ventaja, ya que Ford, Farrell y Slade no suben de forma agresiva, sino que esperan a la tres cuartos rival de forma pasiva, esperando a que actúe para reaccionar.

Esto supone un menor riesgo de fallo en lecturas defensivas, pero mayor número de metros perdidos, y mayores dificultades para frenar la ofensiva rival. A pesar de que cuando juega un centro de mayor tamaño como Te’o, la línea defensiva sube con mayor agresividad, los problemas coinciden en sus debilidades en ambos esquemas tácticos: el pobre (y descendente) desempeño de Farrell en el placaje, y las deficientes lecturas defensivas del 13, ya sea Joseph o Slade quien ocupe esa posición.

Centro de choque

La llegada de John Mitchell como entrenador de la defensa ha supuesto un cambio en el esquema de juego de Inglaterra. Los últimos resultados así lo exigían. Aunque el equipo era más fluido en ataque que en otras ocasiones, la defensa se veía mermada, por lo que el cuerpo técnico decidió romper con la pareja que formaban Ford y Farrell para pasar al jugador de Saracens al puesto de apertura, e incluir a Te’o como primer centro en un perfil que, hasta ese momento, no había sido utilizado durante 2018, a excepción de la derrota contra Irlanda en Twickenham.

En ataque, el centro de origen neozelandés aporta cosas diferentes a las que pueden dar la pareja formada por Ford y Farrell. Su envergadura y potencia física es bastante mayor pero, por el contrario, sus aptitudes técnicas y su colocación en el campo son bastante inferiores que las de los dos aperturas. Por no hablar de sus facultades para el pateo, donde no cabe comparación entre uno y otros.

Te’o abre las defensas con su envergadura física, pero tanto sus aptitudes técnicas como su colocación y la falta de juego con el pie juegan en su contra

Sin embargo, esa envergadura física de la que hablamos abre un nuevo abanico de opciones para las fases ofensivas. Las principales que maneja el equipo de Jones cuando Te’o actúa como primer centro son dos. La primera consiste en que éste reciba el pase de su apertura y embista contra la línea defensiva del rival, generalmente buscando a los defensores más débiles, con la intención de ganar la línea de la ventaja, poner a su equipo en una buena inercia atacante, y obligar a los defensores que no han participado en el placaje a retroceder, provocando así más espacios para sus compañeros. Su gran tamaño también provoca que el equipo rival utilice ayudas en el placaje para tratar de frenarle, por lo que quedan menos defensores en pie para defender la siguiente fase.

La segunda opción busca crear espacios para sus compañeros, sin una implicación directa en la transmisión de la pelota. Cuando el medio de melé abre el balón al apertura, Te’o se sitúa en una posición bastante plana respecto a este último. De esta manera, el apertura tiene dos opciones de pase: el propio Te’o, por un lado, y el segundo centro, que está situado con mayor profundidad, por el otro. En caso de que sea Te’o quien reciba el balón, tratará de percutir a la defensa rival por los mismos procedimientos que hemos podido observar en el caso anterior. Por el contrario, si es el segundo centro quien que recibe, Te’o habrá conseguido fijar la marca de la defensa con su carrera diagonal, por lo que el segundo centro (o Jonny May como podemos observar en el clip) tendrá más espacios, o podrá generar otros nuevos a través del pase.

El uso de este otro sistemas tiene algunas contrapartidas. Por un lado, Inglaterra sufre un problema que viene derivado del puesto de medio melé. Jones no suele usar como opción titular un 9 que apueste por dar velocidad al juego. Durante el último año hemos visto principalmente a Ben Youngs o Richard Wigglesworth partir de inicio en esa posición, mientras que Danny Care actuaba como revulsivo en las segundas partes. Para el 6 Naciones que se avecina, el entrenador ha dejado al jugador de Harlequins en casa, y ha optado por dar la opción de debutar a Dan Robson, un medio melé de parecidas características.

La falta de velocidad en el juego después de que Te’o percuta sobre la defensa rival permite que la defensa tenga más tiempo para recolocarse, lo que supone que Inglaterra pierda cualquier tipo de iniciativa en el juego, y éste se ralentice, haciendo del equipo de Jones algo previsible y fácil de neutralizar. Además, con este esquema de juego la selección inglesa suele comportarse de forma más táctica, tratando de ser superiores en el juego al pie y con mayor carga de trabajo de la delantera, sobre todo en el maul y la melé. Por ello, y por la inferior calidad de Te’o en la transmisión del balón, este llega con menos frecuencia a las alas, donde Inglaterra tiene jugadores, como Daly o May, capaces de desequilibrar a la defensa rival.

Contexto estadístico y conclusión

Con el sistema de doble apertura, Owen Farrell ha promediado 18,2 pases jugando de segundo centro en 2018. En esta misma posición, ha promediado un 65,1% de acierto en el placaje, por un más que respetable 82,4% de acierto de su compañero George Ford en la posición de apertura.

Con el sistema de centro percutor la muestra de partidos es menor. En ellos, Ben Te’o ha promediado cuatro pases por partido jugando de primer centro. En defensa, su ratio de placajes acertados asciende al 75%. En este mismo esquema, cuando Farrell actúa como apertura, descienden sus promedios hasta un preocupante 47,3% de acierto en el placaje.

En conclusión, Jones utilizó durante el 2018 dos sistemas distintos con sus virtudes y sus defectos. Con el doble apertura buscaba una transición rápida desde un lado del campo hasta el otro,tratando de encontrar a los jugadores más desequilibrantes que tiene Inglaterra, sus alas. Por el contrario, con el esquema de juego que incluye un centro percutor se intenta aumentar el número de opciones en ataque, pudiendo utilizar tanto las colisiones directas como la evasión, mediante jugadores de un perfil mas técnico.

En el 6 Naciones que arranca este viernes en París la gran duda ha consistido en si Jones daba continuidad a lo planteado en noviembre (Te’o está lesionado para el primer partido) o si optaba una vez más por sorprender a todos y volver al esquema que junta a sus jugadores más técnicos. El anuncio del XV para el debut en Dublín resolvió la duda: Tuilagi tendrá su primera titularidad por primera vez desde el test contra Nueva Zelanda en 2014. Y Eddie Jones vuelve a apostar por la potencia en el 12 para tratar de doblegar a los irlandeses en su propia casa.