Faltan pocos días para el comienzo del Mundial y hemos descubierto que el Mundial no existe, es una construcción mental dentro de la que pretendemos uniformizar muchas situaciones que no tienen relación. Reflexionaremos respecto a algunas de esas cuestiones filosóficas que nos asaltan, después de asistir a todo el despliegue de medios e informaciones/desinformaciones que hemos podido ver/leer/escuchar durante los últimos meses.

Los mitos del Mundial:

1) El XV de las selecciones para la RWC

Nueva Zelanda y Sudáfrica se enfrentan en la primera jornada de su grupo (el próximo sábado 21 de septiembre); los restantes enfrentamientos son contra Canadá, Italia y Namibia. No existe un XV ideal para las dos potencias del hemisferio sur, su calendario pasa directamente desde ese primer partido al cruce de cuartos de final. Hacer cálculos sobre quién va a jugar en esos tres encuentros es un ejercicio de creación literaria.

2) Favoritos a ganar el torneo

La única selección que puede defender ese rol es Nueva Zelanda, el resto de países son candidatos a evitar el tercer título consecutivo de los All Blacks. En esa lista tienen cabida siete  equipos: Australia, Sudáfrica, Argentina, Gales, Irlanda, Inglaterra y Francia. Hay un matiz importante: Inglaterra, Francia y Argentina comparten grupo, uno de los tres no disputará la eliminatoria de cuartos de final.

3) Crisis, dudas, conclusiones de los partidos de preparación

Victorias, derrotas, resultados abultados e imprevistos… todo eso nos han dejado los encuentros del Rugby Championship y los partidos amistosos de los meses de agosto y septiembre. Cualquier derrota de Nueva Zelanda (contra Australia, vigente subcampeón del mundo) lleva asociada de forma inmediata la palabra «crisis»: hay un deseo indisimulado de que los All Blacks no salgan de Japón con su tercer título consecutivo. El dominio aplastante del equipo de Steve Hansen (87 victorias en 100 test matches es el balance que atesoraba el actual seleccionador neozelandés al alcanzar su centenario) provoca hastío y un debate difícilmente resoluble entre quienes valoran los resultados descontextualizados y aquellos que ponen en liza el juego de los neozelandeses durante el periplo victorioso.

Decir que el Mundial se disputa en Japón puede parecer una perogrullada pero… Si los partidos de preparación se han celebrado en Inglaterra, Irlanda, Gales, Nueva Zelanda, Sudáfrica y demás, el contexto es muy diferente y su relevancia se ve todavía más relativizada.

4) Presencias, ausencias, estados de forma de jugadores

Se ha hecho mucho hincapié (comprensible en algunos casos y no tanto en otros) sobre Owen Franks, Devin Toner, Facundo Isa, Santiago Cordero, Juan Imhoff, Mathieu Bastareaud, Danny Cipriani…

Todo es opinable, todo el mundo tiene derecho a expresar sus gustos por uno u otro jugador; pero resulta innegable que las listas de todas las grandes selecciones eran bastante previsibles y que han sido casos puntuales aquellos en que  los cuerpos técnicos han conseguido sorprendernos. El juego, el desempeño individual/colectivo y los resultados finales serán los que den y quiten razones. Las críticas a posteriori están, por supuesto, garantizadas.

5) El contexto real del rugby

Se habla de saturación de calendarios en todos los deportes profesionales y el caso del rugby no es una excepción. Usted, estimado lector, puede ver partidos de liga el 26 de diciembre, el 1 de enero, en la playa a mediados de julio o agosto, puede disfrutar de los encuentros de su club favorito de las tres grandes ligas europeas de forma simultánea a los de su selección predilecta en el Mundial… Todo eso es el rugby actual, un deporte que  tiene un calendario continuo , asfixiante y caótico año tras año, con intereses contrapuestos en algunos casos entre Liga y Federación Nacional, con intervencionismo federativo directo en otros muchos casos… Los jugadores soportan un nivel de exigencia cada vez mayor (vinculado a su condición de estrellas) y resulta muy complicado mantener el rol de figura destacada durante períodos prolongados.

Hemos intentado esbozar de forma accesible a todos los lectores la realidad menos idílica de todo el relato que se ha construido en torno al Mundial de Japón: no se trata de derribar ningún mito, pero sí de transmitir el contexto más amplio de la gran cita del país del sol naciente.

La historia nos juzgará.