Si las circunstancias me obligasen a elegir un único torneo de rugby completo que poder seguir a lo largo del año no me haría falta pensar demasiado para decidirme: el World Rugby U20 Championship, Mundial Sub 20 en roman paladino.

Es posible que la elección responda a un deseo solapado de viajar en el tiempo y recuperar algunas sensaciones de… vaya usted a saber que diablos pensaba uno en ese momento de su existencia.

El Mundial sub 20 podría llamarse -tranquilamente- «Torneo de los Errores» y ahí es donde radica el mayor de los intereses, la toma de decisiones de los jugadores es -todavía- deficitaria en la mayoría de los casos y eso dota al juego de una frescura que con el paso de los años y la profundización en el profesionalismo se va perdiendo.

El de 2018 es, por percepción personal, el de nivel medio más bajo de los últimos 5 años y hay pocos jugadores a los que les podamos suponer una evolución directa a corto/medio plazo. Conviene señalar el contraste con el altísimo nivel de 2017 (con una selección neozelandesa espectacular y varios jugadores reseñables en el resto de equipos nacionales de primer nivel).

No hay este año jugadores tan llamativos al ojo del espectador como Asafo Aumua, Tiaan Falcon, Zach Mercer o Juarno Augustus por poner algunos ejemplos de la pasada edición.

Pongamos un ejemplo que sirva como referencia: será muy difícil recordar a un solo jugador (quizás Xavier Roe) del equipo neozelandés de 2018.

Y entonces…

El de 2018 ha sido un torneo menos brillante de lo habitual pero ha habido jugadores que han llamado la atención por diferentes motivos:

 

La verticalidad y velocidad de Santiago Carreras y Mateo Carreras en los 3/4s argentinos, jugadores «pequeños» y dificilísimos de parar en los que se perciben rasgos de Juan Imhoff o Santiago Cordero.

 

La potencia de Gabriel Ibitoye y Jordan Olowofela, los alas ingleses están en las antípodas del estilo de los argentinos, les convierte en un recurso muy estimable a la hora de buscar soluciones más basadas en la contundencia que en la delicadeza visual.

 

Romain Ntamack y Marcus Smith tienen rol protagonista en Toulouse y Harlequins, esa diferencia de nivel competitivo se nota en torneos en los cuales muchos de los rivales son todavía amateurs y la mayoría de los partidos importantes se deciden por pequeños matices.

 

Gela Aprasidze y Xavier Roe, nueves pequeños y eléctricos que están siempre encima de la jugada y que se lanzan a intentar ganar la línea de ventaja a la mínima ocasión. El caso del georgiano sirve para ejemplificar la evolución en el juego de su país.

Jordan Joseph es -opinión personal- el mejor jugador del Mundial 2018, un octavo de 17 años con unas condiciones físicas espectaculares y una lectura de juego muy reseñable para su edad. Francia ha sido la selección que mejor ha jugado en el torneo al ser capaz de combinar el juego expansivo de sus 3/4 (Carbonel, Laporte, Ntamack como figuras destacadas) con la solidez de una delantera que destrozó a los neozelandeses en la semifinal. No es difícil establecer una línea de continuidad en el modelo de la tercera línea francesa desde Nyanga hasta Joseph o Woki pasando por Babillot y Cancoriet.

 

Geraci-Moerat-Kpoku-Paulos

Las segundas líneas de casi todas las selecciones han mostrado jugadores que están en condiciones de dar el salto al máximo nivel competitivo. El nivel medio más alto de todo el campeonato ha estado en el 4 y el 5 gracias al contraste de estilos entre la fortaleza física del inglés (Kpoku), la contundencia del sudafricano (Moerat) y los recursos técnicos del francés y el argentino.

 

Dos nombres en la primera línea para cerrar este repaso: Demba Bamba y Luka Japaridze. No son jugadores extraordinarios pero han tenido actuaciones destacadas en partidos importantes, el francés tuvo mucho que ver con el destrozo que le hicieron en las melés a los neozelandeses en semifinales.

 

Habrá que esperar para saber cuantos de estos jugadores cumplen -en el futuro- las expectativas generadas, siempre podremos decir aquello tan manido de «ya apuntaba maneras cuando le vi como sub 20». Todos juraremos por lo más sagrado conocerles deportivamente desde siempre.