
Gonzalo Quesada consiguió para Jaguares lo que todos antes soñaron conseguir pero, por diferentes circunstancias, no pudieron. Lo señaló él mismo en la conferencia de prensa tras el partido en Buenos Aires con los Sharks de este pasado fin de semana, ganado 34-7 por los argentinos para asegurar el primer puesto de la conferencia sudafricana en el Super Rugby.
La cara del Head Coach mezcla satisfacción, alegría, cansancio, jet lag y planificación. Y rebosa confianza porque sabe que cada paso que se ha dado ha sido mérito de su staff, de los jugadores y también propio. Todos los pasos han sido firmes.
Hizo algo que los entrenadores de hoy día no hacen, que es mantener su palabra. Dijo que iba a rotar en los últimos ocho partidos y que la rotación se iba a mantener sin importar el resultado. Tal es la confianza que rebosan todos que, en un equipo que de los últimos siete partidos ganó seis, lo normal sería “equipo que gana no se toca”; y no sólo tocó, sino que además fue puesto en tela de juicio por eso.
Conviene aclarar y traer a la memoria que hubo dedos alzados, quejas apresuradas y obviamente apareció el murmullo, nada descuidado, que ponía en duda su capacidad. Acá, en Argentina y también afuera, Jaguares ya estaba condenado. Hasta Midi Olympique señalaba ofertas del Racing 92. La temporada del Super Rugby, allá por la semana 7, cuando el equipo llevaba dos victorias y cuatro derrotas, parecía estar perdida.
Allá por la semana 7, cuando Jaguares llevaba dos victorias y cuatro derrotas, parecía estar perdida: el equipo de Quesada estaba condenado, se dijo… Hoy afronta unos ‘playoffs’ en casa tras un año de crecimiento constante en el debut de Gonzalo Quesada como director técnico
Ni Quesada ni Bordoy ni Manasa Fernández Miranda se dejaron amilanar por las críticas. El equipo siguió entrenando en paz, en calma, sin fisuras y convencido del norte a seguir. Y también para destacar es que es semana a semana, Jaguares empezó a arreglar esas molestas falencias puntuales del inicio. Los penales evitables, los errores no forzados, el scrum, el porcentaje de tackles completados, la confianza para cerrar cada encuentro…
De a poco, todos los instrumentos empezaron a sonar más afinados, en tempo y con todos los músicos -los nuevos y los que ya estaban- leyendo la partitura (simple, sencilla, sin pomposidad barroca) e interpretándola con claridad.
Desde entonces y aun con la derrota ante Highlanders en Dunedin, el equipo juega a su manera y al que le toca, le toca y no importa ni siquiera dónde le toca hacerlo. La música suena. No es siempre la misma. A veces es heavy metal (como el sábado frente a Sharks). Otras veces es blues (como ante Bulls en Pretoria), otras veces es punk(ante Hurricanes en Wellington) o grunge (en Australia). Y en todas sus versiones suena muy bien.
Dijimos metal y en este último partido Jaguares sonó a Metallica. El equipo fue claro y concreto. Poderoso, lírico y a la vez, ajustado a lo que pedían de afuera. Un pack abrasivo, tackleador como pocos y dominador en el contacto como nunca antes, frente un rival, los Sharks, que necesitaban ganar con bonus para asegurarse los playoffs. Impresionante lo de los ocho delanteros argentinos, que dieron una cátedra de dominio y concentración. Lo de Leguizamón, para poner en un cuadrito.
Cubelli, nuevamente en un nivel excelso, dominador de los acontecimientos; y Díaz Bonilla, jugando tan enfrente de la marca que le hizo un nudo a Robert Du Preez, padre e hijo.
En este último partido frente a Sharks, Jaguares sonaron a Metallica: fueron un equipo poderoso y lírico a la vez. Abrasivo, ‘tackleador’ y dominador en el contacto frente a un rival que necesitaba el bonus para asegurar los ‘playoffs’
Y la tarde de Boffelli. La tarde que necesitaba el fullback para cambiar el gesto adusto que lo acompañó hasta ayer y que transformó en mueca de alegría sin llegar a ser sonrisa. Pero enhorabuena para el talentoso back, que coronó una faena sensacional y no sólo por los tries, por las asistencias y por el cambio de posición cuando salió De la Fuente, que pasó a ocupar el lugar de Orlando como 13 y el tucumano, el de 12 y capitán.
No hubo faceta de juego contra Sharks (sólo los envíos a los palos, donde las fallas fueron evidentes) en la que Jaguares haya mostrado errores.
Queda Sunwolves el viernes. Quedan los playoffs como locales (también un viernes, casi seguro). Queda bastante aún y queda poco al mismo tiempo.
Que la banda siga tocando entonces. Y que siga sonando así.
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