
Hay un debate, que no es un debate, en el cual se debate -desde posturas irreconciliables- respecto al nivel de los equipos/provincias/regiones/franquicias del Pro 14 en las competiciones europeas de clubes… Decíamos hace un momento que es un debate -pero que no es un debate- porque se parte de premisas emocionales y simpatías/antipatías para defender las posturas de tirios o troyanos.
El rendimiento en competiciones europeas de los equipos del Pro 14 no sirve como argumento para defender o justificar el nivel de una liga cerrada (sin descensos), con el control y el soporte económico de las federaciones nacionales y que incluye entre sus 14 equipos a varios de los conjuntos de peor nivel competitivo de las tres ligas profesionales europeas. Habría que ver que categoría ocuparían Zebre, Newport Gwent Dragons o Southern Kings en Inglaterra o Francia; o la medida de los equipos que bajan los brazos (a nivel competitivo) a media temporada, en caso de que sus propietarios se estuviesen jugando su propio dinero y con una amenaza real de descenso (con las pérdidas económicas que conlleva) a una categoría inferior.
Pero… ¿qué tiene que ver la final de la Champions Cup con esta farragosa introducción?
Todo, mucho, bastante, poco o nada, según el criterio del lector. En Newcastle se enfrentarán los dos mejores equipos de Europa y eso es algo tan obvio que da pudor escribirlo a estas alturas.
Leinster y Saracens representan dos modelos completamente diferenciados, diferentes, reconocidos y reconocibles en el éxito y en las formas. El equipo de Leo Cullen encarna a la perfección la exuberancia del momento actual del rugby irlandés: hay más dinero que nunca, hay más jugadores que nunca, hay más éxitos/resultados que nunca y hay el mismo Rubicón de siempre en el horizonte.
El conjunto de Mark McCall representa el triunfo de la perseverancia, del bloque que va creciendo en torno a su propia identidad año tras año y en el cual el trabajo está siempre por encima de la brillantez. Todo el éxito logrado tiene mucho más que ver con la transpiración que con la inspiración.
Saracens representa el triunfo de la perseverancia y su éxito siempre tiene más que ver con la transpiración que con la inspiración; Leinster es el bloque carismático que genera adhesiones en medio de la exuberancia del rugby irlandés de hoy
Leinster es el equipo carismático, su presencia genera empatía, su modelo cosmopolita-campechano encaja a la perfección con la línea de pensamiento vinculada al romanticismo irlandés. Que ganasen Toulon, Saracens o Crusaders aburría porque resulta tedioso que venzan siempre los mismos; pero cada triunfo de Leinster representa a la libertad guiando al pueblo.
Saracens es un equipo industrial, acerado, la antítesis de la elegancia. Y tiene -además- al odioso Owen Farrell como imagen de marca. La soberbia imperialista inglesa, intentando oprimir los primaverales brotes de alegría irlandesa…
Hablar a estas alturas de planteamientos tácticos, de nivel de rendimiento de los jugadores, de lo que han hecho unos y otros a lo largo de la temporada sería un ejercicio de retórica vacía y con una importancia nula. Las finales no se rigen por los mismos criterios que los nueve meses anteriores de competición, son partidos que se deciden por detalles puntuales e imprevisibles.
Lo mejor que podemos esperar es que sea un gran partido y que gane el equipo favorito de cada uno. El vencedor será -fuera de cualquier duda- el mejor equipo de Europa.
Algunos datos y notas previas:
- Ésta será la cuarta vez qu se crucen Leinster y Saracens en la Heineken Champions Cup. Las tres anteriores siempre acabaron con triunfo de la provincia irlandesa, incluido el 30-19 con el que se saldó su único encuentro en eliminatorias: en los cuartos de final de la temporada pasada.
- Leinster busca en Newcastle la que sería su quinta corona europea, un poker que ningún otro equipo ha logrado (ahora mismo, los irlandeses están igualados con Toulouse a cuatro Champions). Saracens, por su parte, levantaría su tercer título de este torneo, algo que lo situaría por encima de cualquier otro club de la Gallagher Premiership inglesa.
- En caso de victoria del equipo de Mark McCall, sería el noveno trofeo de Champions ganado por un equipo inglés. Ningún otro país tiene esa cantidad de victorias. Si fuera Leinster el campeón, los equipos irlandeses sumarían ocho títulos conjuntamente. En ese caso, Irlanda igualaría con el total de victorias que ahora mismo exhiben Francia e Inglaterra.
- Saracens ha ganado todos y cada uno de los ocho partidos que ha disputado en esta edición de la Heineken Champions Cup. Sólo hay dos precedentes de equipos que hayan vencido en todos sus encuentros de la temporada, incluida la final. Los propios Sarries lo hicieron en la campaña 2015/16; y Leinster lo igualó la campaña pasada, rematada en la final de Bilbao.
- Leinster se ha impuesto en 16 de los 17 partidos jugados desde el arranque de la campaña 2017/18 hasta hoy. Su única derrota fue la que sufrió ante Toulouse, este año en la fase de grupos. Un punto apenas los separó.
- Cada uno desde su estilo, Leinster y Saracens han anotado una media de cuatro ensayos por partido en la Champions este año: los mismos que Racing 92. Un total de 32 en el global de la competición.
- Saracens exhiben el mejor porcentaje en touches en esta campaña: han ganado el 95% de sus lanzamientos (100/105).
- A pesar de que su media de carries por partido es mayor que la de ningún otro rival (157), Leinster también ha sido el equipo con el ratio de pérdidas de posesión más bajo de la competición (11.3).
- Owen Farrell, el apertura y líder de Saracens, es el máximo anotador de la Champions esta temporada (79 puntos). En las tres campañas precedentes acabó como jugador con más puntos de la competición. Mientras, el hombre con más ensayos anotados en esta campaña ha sido… el talonador Sean Cronin: seis marcas suma, igualado con el ala Jacob Stockdale, de Ulster.
- Jordan Larmour (Leinster) y Alex Goode (Saracens) son dos de los únicos cuatro jugadores que han disputado los 640 minutos de juego de esta Heineken Champions Cup. La misma marca que CJ Stander, de Munster, y Sofiane Guitoune, de Toulouse.