¿Es Exeter candidato a levantar este año la Champions Cup? Si nos atenemos a los resultados cosechados por el equipo del sur de Inglaterra en lo que llevamos de fase de grupos, no nos queda otro remedio que responder de manera afirmativa. Si, además, prestamos atención a la forma en el que ha conseguido dichos resultados, la respuesta cobra fuerza con argumentos de profundidad. Los Chiefs son, después de Leinster, el mejor equipo de la competición, lo que no es baladí si tenemos en cuenta que están empatados con 19 puntos. Los irlandeses son el primer equipo en la historia en alcanzar los cuartos de final con sólo cuatro partidos disputados. Lo único que impide a los de Rob Baxter igualar esa hazaña es el hecho de no haber jugado los dos partidos contra el segundo clasificado de su grupo, Glasgow Warriors. Después de algunas temporadas con un rendimiento irregular en la competición continental, parece que – al fin – están en disposición de competir por el título. Sin embargo, no es tan fácil como puede parecer.

En cualquier caso, no podemos calificar ese rendimiento discontinuo como un fracaso. El hecho de no haber sabido trasladar el excelso nivel mostrado en la Premiership durante los últimos cinco años a la Champions no quiere decir que sus participaciones hayan sido en vano. Rob Baxter siempre ha sido consciente de formar parte de un proceso con unas líneas de progresión muy marcadas. En este contexto, las últimas temporadas han servido como aprendizaje, un aprendizaje necesario para poder competir, en el más amplio sentido de la palabra, por dos de las competiciones más difíciles del mundo.

El salto que parece haber dado Exeter tiene dos claves colectivas: el acierto con los fichajes de Hogg, Vermeulen y Kirsten; y un ajuste con Slade de 10 que ha potenciado el peligro de su tres cuartos

No debemos irnos muy lejos para darnos cuenta de la importancia de este tipo de procesos. En la propia Inglaterra, equipos como Bath, Northampton o Harlequins se encuentran en las etapas iniciales de sus proyectos; en Francia, Lyon es el ejemplo más claro de algo similar: está siendo capaz de rendir a un nivel muy alto en el Top 14, pero no ha sido capaz de ganar a Benetton en Italia. En el polo opuesto, podemos citar a Leinster y Saracens como los equipos que han llegado a la cima de su nivel competitivo.

Hogg ha reforzado a los Chiefs en el puesto de zaguero esta temporada (Foto:Alex Livesey/Getty/EPCR)

Pero volviendo a lo que nos interesa, parece que Exeter se está acercando de forma peligrosa a estos dos equipos. Son dos claves colectivas, bajo nuestro punto de vista, las que han permitido al equipo de Baxter dar el tan ansiado salto: el acierto en el mercado de fichajes y un ajuste táctico significativo que hemos podido observar desde el inicio de esta temporada.

El fichaje de Stuart Hogg no ha pasado desapercibido, como no podía ser de otra manera. El escocés es, junto con Elliot Daly y Liam Williams, uno de los mejores zagueros europeos de la actualidad. Desde el punto de vista de Exeter, su incorporación cobra sentido debido a los pocos recursos que tenía el equipo en la posición que está llamado a ocupar. Phil Dollman es una leyenda del club inglés, pero ni su nivel real ni su edad son garantía de nada en un equipo que desea aspirar a más.

A ello hay que añadir el hecho de que, en una prolífica cantera como la de Exeter, no haya salido en los últimos años ningún jugador capaz de asentarse en esa posición. Joe Simmonds hizo alguna probatura en su año de debut, pero desde la temporada pasada está claro que es el llamado a ser el sustituto de Gareth Steenson como apertura de presente y futuro. Por otro lado, Max Bodilly nunca pudo demostrar con continuidad los destellos que dejó en algunos partidos y, aunque sigue formando parte de la plantilla, ha dejado de ser una promesa para convertirse en un jugador de fondo de banquillo.

A pesar de que han acaparado menos portadas, no son menos importantes los fichajes de los delanteros sudafricanos Jacques Vermeulen y Jannes Kirsten. Los Chiefs siempre se han caracterizado por ser un equipo potente en la delantera, al que era imposible parar cuando empezaba a acumular fases dentro de la línea de 22 del rival. No obstante, cuando la segunda unidad de delanteros saltaba al campo, el nivel del equipo caía, y no podía competir en Champions contra equipos como Clermont o Munster, a pesar de que las indicaciones tácticas fueran las mismas. Así, los fichajes de Vermeulen y Kirsten están llamados a reforzar esa segunda unidad tan importante a la hora de disputar todos los partidos, sin alejarse del estilo físico y rocoso que impone Baxter a sus delanteros.

Los Chiefs siempre han confiado mucho en la potencia de su delantera, pero había demasiada diferencia entre los titulares y la segunda unidad: la incorporación de Vermeulen y Kirsten ayudará a equilibrar ese problema

Es paradójico, pero es precisamente ese estilo de juego tan físico, y que tan bien domina Exeter, el que le limitaba en cierta medida cuando se enfrentaba a equipos que – como los ya citados Clermont y Munster – le igualaban en esa faceta. A pesar de contar con jugadores de calidad como Henry Slade o Jack Nowell en su línea de tres cuartos, el planteamiento era, en cierta manera, monolítico. La temporada siguiente a lograr el título de la Premiership, Baxter trató de llevar a cabo una evolución, quizás demasiado precipitada, colocando a Slade como apertura, pero el experimento no dio los frutos deseados, y Steenson volvió a ocupar su lugar. Sin embargo, ahora se ha dado el caldo de cultivo ideal para que dicha evolución sea efectiva y dé los resultados requeridos.

La línea de tres cuartos de Exeter se ha convertido en una de sus armas más potentes. Existe una jugada recurrente en sus partidos, que consiste en conectar, en el sector fuerte de su ataque, a Slade, Hogg y Nowell. Previa ganancia de metros por parte de la delantera, Nic White abre el balón a Simmonds, quien elige si volver a percutir con Sam Hill o alejar el juego a la posición de Slade. Sin embargo, por el camino se puede encontrar una tercera solución, y es que Tom O’Flaherty, ala en el lado débil del ataque, realiza una carrera en segunda cortina hacia la banda opuesta, con la intención de atacar los espacios intermedios creados por sus compañeros. O’Flaherty, en una excelente forma en este inicio de campaña, rompe la línea defensiva con suficiente velocidad como para situar a su equipo en zonas de ataque en la que sus delanteros resultan letales.

Sam Hill, una de las armas preferidas de los Chiefs en ataque (Foto: Harry Trump/Getty Images).

Como aspecto a mejorar dentro de esta variable táctica empleada por Baxter, podemos citar el vértigo que, parece, sufren los jugadores de Exeter cuando rompen la línea de defensa en zonas alejadas del ensayo rival, y es que en muy pocas ocasiones esas rupturas acaban en ensayo en esa misma fase. Normalmente, los atacantes son placados, y a la defensa se le da cierto tiempo para volver a colocarse. Por suerte, no hay equipo que se maneje mejor que los Chiefs en las fases lentas de los metros finales, pero si esto no fuera así, se trataría de un problema a solucionar de manera urgente.

Sería excesivo considerar un fracaso que Exeter no ganara el título: su objetivo debe ser, primero, alcanzar unas semifinales que serían históricas y, después, ponerse en disposición de luchar por todo

Si después de esta explicación nos volvemos a preguntar si los Chiefs son candidatos a alzar el título continental esta temporada, no tenemos otra opción que responder de manera interrogante. Es curioso que esto ocurra después de exponer los argumentos que, en nuestra opinión, le han hecho un equipo más potente. No cabe duda, la empresa es de una complejidad máxima, más aún para un equipo sin apenas experiencia en las fases finales. A ello hay que añadir el buen estado de forma de los dos principales candidatos al título, y también de otros equipos de nivel como Racing 92, Toulouse, Ulster o Clermont.

Sería sin duda excesivo considerar un fracaso el hecho de no levantar el trofeo este año. El objetivo nunca debería ser ganar un título, sino estar en disposición de competirlo. En este sentido, podemos decir que el interés de Exeter debe centrarse en mejorar su clasificación en la competición, alcanzando unas semifinales que serían históricas para el club. Nadie conoce mejor que Rob Baxter la importancia de los procesos en el rugby y, con su reciente ampliación de contrato por tres años más, dudamos que considere que el techo de su equipo está próximo a llegar.