
Fue una de esas jornadas en que el sol pareció brillar de punta a punta del día: un Súper Sábado adornado de cielos azules, sin una sola nube. Esa clase de días en que uno siente la alegría de vivir… y que por momentos convierten una pandemia global en un lejano recuerdo.
Cuando entras al estadio con la mascarilla puesta y alguien te registra la temperatura, mientras compruebas en una app telefónica el número de asistentes para cumplir aforos… entonces te das cuenta de hasta qué punto el pasado parece ahora otro mundo. Vivimos, como recuerda la machacona frase, en la nueva normalidad.
El rugby sin gente es como el beicon sin huevos, Laurel sin Hardy o un trueno sin su rayo. Qué gran día habríamos vivido de haber podido compartirlo con la verdadera savia del deporte: el público en las gradas.

Poppy Cleall, la número 8 inglesa, sufre un poderoso placaje durante el partido del sábado.
La jornada final del 6 Naciones femenino 2021 enfrentó en el Stoop de Twickenham a las Red Roses de Inglaterra con Francia, en un partido en el que, como en la canción, el ganador se lo quedaba todo.
Para Jess Breach, Abbie Ward, Leanne Riley, Lagi Tuima, Vickii Cornborough, Amy Cokayne y Shaunagh Brown, el escenario resultaba totalmente familiar: The Stoop es su casa, el estadio convertido en un campo de sueños en el que han vestido la camiseta de las Harlequins con gran orgullo y éxito.
Estando en juego tanto el Grand Slam como el título de este W6N, no habría sido extraño un partido cerrado y con poco vuelo, pero nada más lejos de lo ocurrido. Bajo un sol primaveral, que parecía más de Montpellier que de Middlesex, los dos mejores equipos de Europa produjeron un encuentro en el que exhibieron lo mejor de su juego.
Una oportunidad maravillosa para mostrar el atractivo del rugby jugado por mujeres a aquellas audiencias televisivas que todavía no lo hubieran descubierto. El encuentro no fue una fiesta de ensayos, pero hubo tal brutalidad y entrega que el eco de los contactos ascendía por las escaleras de las gradas y se oía con perfecta nitidez en las tribunas.
El partido no fue una fiesta de ensayos, pero la brutalidad y la entrega física hizo que cualquier mención al género resultara totalmente irrelevante
Francia igualó a Inglaterra en el apartado físico y la primera anotación del partido no llegó hasta el minuto 39, cuando Poppy Cleall finalizó un ataque a pocos metros de la línea de marca, con sólo 30 segundos por jugar de la primera mitad. Emily Scarratt pasó la conversión para darle a Inglaterra una ventaja de 7-0 en el intermedio.
La película favorita de Cyrielle Banet es Harry Potter y la Orden del Fénix, pero en esta ocasión la ala francesa de 26 años se quedó sin poder dejar muestras de su magia en el costado. Durante todo el partido, las defensas se impusieron.
Las bleues arrancaron la segunda mitad de manera brillante y en el minuto 45 redujeron la ventaja inglesa gracias a un golpe de castigo que sumó Drouin. Con el marcador en 7-3 para las anfitrionas, la fiereza de los contactos no hizo sino elevarse, con ambos equipos dispuestos a no ceder por nada del mundo. Y así transcurrió la segunda parte, con la tensión en el marcador y la máxima intensidad en el campo.
A falta de ocho minutos para el final, Drouin pasó otro golpe y dejó a Francia sólo un punto por detrás de Inglaterra. Fue en ese tramo decisivo del partido cuando las Red Roses mostraron su experiencia y saber hacer en el aspecto táctico para aguantar el marcador y llevar el juego a la 22 francesa. Fruto de esa presión llegó un golpe de castigo muy favorable frente a palos, que Scarratt anotó para dejar el marcador definitivo en 10-6, con apenas segundos por jugar.
Varias de las jugadoras francesas se deshicieron en lágrimas tras el pitido final. Fue una derrota dura de asumir. Y los cuerpos magullados en ambos equipos ejercerán estos días como testamento de un partido de rugby glorioso, que convirtió en irrelevante cualquier mención al género de las protagonistas.
Tal y como dijo el seleccionador inglés Simon Middleton en su entrevista post partido: «Los fisios van a tener mucho trabajo esta semana». Inglaterra y Francia volverán a verse las caras de nuevo el viernes en Lille en un amistoso; y, tras la dura batalla librada el sábado, el término amistoso puede que haya perdio cualquier significado.