Charlie Ewels jugó de 8 el segundo tiempo el pasado domingo. Con esta breve frase, quizás, se puede contextualizar la relevancia que tiene para Eddie Jones el presente 6 Naciones. A pesar de contar en ese momento con Ben Earl y Sam Underhill en el campo, el entrenador australiano prefirió colocar al segunda línea de Bath en esa posición. Tan amigo de los experimentos, a Jones también se le ocurrió situar a Jonathan Joseph en el ala.

¿Tienen este tipo de soluciones visos de continuidad en el tiempo? Nos llevaríamos a engaño si decimos que sí. Es comprensible, con algo hay que especular para pasar el tiempo. Siempre hemos visto en el seleccionador inglés a un tipo que piensa que va un par de pasos por delante del resto. También creemos que a veces se lo ponemos demasiado fácil.

En fin, Inglaterra ganó a Irlanda en un partido con dos partes muy diferenciadas. Con un inicio arrollador en la presión, los ingleses bajaron el pistón en una segunda mitad en la que no pasó nada reseñable.

Nos gustará más o menos, pero no se puede dudar de la originalidad de la propuesta ofensiva de Jones y su cuerpo técnico. Conoce las características de sus jugadores a la perfección y ha implantado el sistema que más se ajusta a ellos. Con tipos como Maro Itoje, Kyle Sinckler, Joe Marler o el citado Underhill, es lógico tratar de asfixiar a tu rival en determinadas situaciones.

Cada vez que Inglaterra entraba a campo irlandés, George Ford, Owen Farrell o Elliott Daly se encargaban de chutar el balón, tanto por alto como por bajo, con el objetivo de que el back three’irlandés cometiera un fallo. En caso de que no lo cometieran, los delanteros llegaban de forma inmediata al ruck, desde el que Conor Murray sufría lo indecible para despejar la pelota. No es ningún secreto que el medio de melé de Munster no se encuentra en un buen estado de forma, y a día de hoy resta más de lo que aporta a su equipo.

Irlanda sigue contando con los mismos jugadores que en Japón: si esto garantizara victorias inmediatas, sería comprensible aplazar la renovación del equipo, pero salta a la vista que no es así

Otro que no tuvo su mejor día fue Jonathan Sexton, porque Manu Tuilagi se encargó de amargarle el partido. Cada despeje irlandés se convertía en un line favorable para Inglaterra, y tanto Ford como Farrell buscaron siempre al centro de Leicester para que embistiera en el canal defendido por el capitán del XV del Trébol. Josh van der Flier y Bundee Aki hicieron lo posible por ayudarle pero Sexton, a sus 34 años, y con unas cuantas conmociones cerebrales y lesiones en el hombro, no está para esos trotes. Centrado en que su debilidad defensiva se notara lo menos posible, estuvo nulo con el balón en las manos, e incluso falló varios disparos a palos impropios de un jugador de su nivel.

A pesar del gran trabajo para entrar en la zona roja irlandesa, los jugadores ingleses no finalizaron con acierto. Toda la posesión y el control del territorio que lograron en la primera parte resultó bastante estéril, ya que no encontraron espacios sencillos en la defensa irlandesa, y fallaron en la touche las dos o tres veces que pudieron acercarse hasta la posición de cinco metros. Los dos ensayos marcados en la primera parte llegaron a través de las facilidades otorgadas por Sexton y Stockdale, poco habituales, aunque comprensibles en el citado contexto de presión elevada impuesto por los ingleses.

Cian Healy se retira lesionado en el partido en Twickenham (Foto: sixnationsrugby.com).

En resumen, el fin de semana pasado pudimos ver en Twickenham a dos equipos que no están pasando por su mejor momento de forma. Ambos suman dos victorias y una derrota pero, más allá de los resultados, las sensaciones no son buenas para ninguno. Sin embargo, el caso de Inglaterra parece bastante menos grave que el de Irlanda. Los del XV de la Rosa acaban de conseguir el subcampeonato mundial, que no es un resultado menor si lo miramos en perspectiva, y cuentan con una base de jugadores muy jóvenes y que ya juegan a un gran nivel. No los vamos a citar a todos, pero Curry, Underhill, Sinckler, Itoje o Watson son los principales exponentes.

Irlanda, sin embargo, sigue contando con los mismos jugadores que no consiguieron el objetivo de pasar de los cuartos de final en Japón. Si esto garantizara victorias inmediatas, sería comprensible aplazar la renovación del equipo, pero salta a la vista que no es así. Poco sentido le vemos a que Murray, Sexton, Healy u O’Mahony sigan copando no sólo minutos, sino el liderazgo de la selección.

La histeria del coronavirus también ha afectado al rugby, y por ello se ha aplazado el Italia-Irlanda que debía jugarse el 7 de marzo en el país transalpino. Ese mismo día, Inglaterra se jugará la Triple Corona ante Gales en Londres. Tampoco llega el equipo de Wayne Pivac en su mejor momento después de caer ante Irlanda y Francia, y haber perdido por lesión a ese compulsivo anotador de ensayos que es Josh Adams. Pero en este descafeinado 6 Naciones puede pasar cualquier cosa, y el equipo de Jones deberá estar atento a una posible sorpresa.