La empresa parecía asequible, pero no lo iba a ser en absoluto. No por la envergadura del rival, que también juega, sino porque de un tiempo a esta parte Francia se ha convertido en el peor enemigo de sí misma. Aun y todo, la andadura de Fabien Galthié al frente del seleccionado francés comenzó con buen pie. La victoria contra Inglaterra en la primera jornada del 6 Naciones fue merecida, aunque quedó el regusto amargo de no haber completado una actuación consistente durante los 80 minutos. En el último cuarto de partido el equipo se desinfló, y sólo el factor emocional lo sostuvo.

Por ello, antes del partido contra Italia, el reto para los franceses residía en tratar de igualar la agresividad y el orden – sobre todo en defensa – que habían mostrado ante Inglaterra. El estado anímico sobre el que se construyó esa victoria no era el habitual, con una actitud extática que no se puede mantener en un periodo de tiempo prolongado. Conseguir alcanzar un nivel de juego semejante sin esos condicionantes extradeportivos no es sencillo, y menos ante la cenicienta del torneo.

Y la verdad es que, al menos durante los primeros compases del partido del domingo en París, los bleus consiguieron calcar la determinación mostrada en el primer partido. La jugada del ensayo de Teddy Thomas llegó tras una concatenación de buenas acciones: una buena defensa en punta obligó a Italia a devolver la pelota a Anthony Bouthier, quien volvió a entregársela a los italianos con una patada alta. El zaguero de Montpellier está siendo una de las mejores noticias del seleccionado francés en estas dos jornadas, ya que aporta el equilibrio necesario a una línea de tres cuartos con poca tendencia defensiva.

Gatlhié tiene a un buen número de jugadores en un estado de forma brillante: Bouthier, Ollivon, Alldritt, Le Roux y, sobre todo, Dupont: en él, Francia parece haber encontrado un ‘nueve’ para 10 años

Los italianos no consiguieron hacerse con ese balón alto, lo que fue aprovechado por Gaël Fickou para lanzar una nueva patada rápida que encerró al equipo de Franco Smith en su línea de cinco. El – obligado – mal despeje de Tommaso Allan permitió a Francia disponer de un line a partir del cual se construyó el ensayo del ala de Biarritz.

Francia se mostraba concentrada y decidida a demostrar que la victoria ante Inglaterra no había sido casualidad. A día de hoy, Galthié cuenta con bastantes jugadores en un estado de forma brillante. Al ya mencionado Bouthier le podemos agregar a Charles Ollivon, Gregory Alldritt o Bernard Le Roux. Sin embargo, el jugador que más ilusión genera entre les bleus por su rendimiento inmediato y su proyección a futuro es Antoine Dupont. El medio de melé occitano ha sido el gran protagonista en los dos primeros partidos de su equipo, y sus actuaciones nos hacen pensar que Francia tiene en él un ‘9’ para diez años.

Ntamack celebra su ensayo frente a Italia (Foto: Six Nations Rugby).

El segundo ensayo de la tarde no tardó en llegar, y fue el propio Dupont quien generó la ruptura defensiva inicial. Tras levantar el balón de un ruck, amagó con el pase y se coló por el hueco dejado por un Luca Bigi que picó el anzuelo como un corcón. A partir de esa ruptura, Francia hizo un gran trabajo en la retención de la pelota, hasta que el capitán Ollivon la posó en la línea de marca italiana. Con un cuarto de partido ya disputado, sólo la falta de acierto a palos de Romain Ntamack impidió que Francia llevara una ventaja de 20 puntos.

Los primeros puntos de Italia llegaron por acciones poco afortunadas de los franceses. El ensayo de Mateo Minozzi se vio precedido por un balón adelantado de Thomas en su propia 22, un error no forzado poco habitual a este nivel. En la continuación de la jugada, Italia trenzó una buena combinación hasta que Dupont, en una deficiente acción individual, falló en un placaje al que había subido bien. Allan y Jayden Hayward conectaron para aprovechar el espacio dejado por la defensa francesa y servir el ensayo al menudo zaguero de Wasps.

Como ya le ocurrió frente a Inglaterra, Francia se topó con un muro en el último cuarto del partido: el desgaste de los titulares y el flojo rendimiento de los suplentes permitieron crecerse a Italia

La segunda ocasión para puntuar de Italia llegaría por un golpe de castigo un poco surrealista: una pantalla en campo propio, después de recibir una patada, y sin defensores cercanos. Por lo tanto, podemos concluir que la defensa francesa rindió a un óptimo nivel durante 60 minutos de partido, a pesar de haber recibido diez puntos en contra.

Sin embargo, al igual que contra el equipo de Eddie Jones, Francia se encontró con un muro en el último cuarto de partido. El desgaste de los titulares y el flojo rendimiento de los jugadores suplentes hicieron que los italianos se crecieran en ataque, y que Francia empezara a cometer indisciplinas defensivas. Si hasta el minuto 50 el equipo de Galthié sólo había cometido dos golpes de castigo en contra, en la media hora restante hizo ocho más. Si Julien Marchand se había mostrado seguro en el lanzamiento de la touch hasta ese momento, a partir de ahí comenzó a fallarlo todo.

Serin aseguró la victoria francesa con un brillante ensayo individual (Foto: Six Nations Rugby).

Sospechamos que el temprano cambio de Romain Taofifenua por Paul Willemse también tuvo algo que ver. Todos estos errores, a los que hay que añadir algunos fallos de manos bastante infantiles, evidenciaron la total desconexión que sufrió el equipo francés en los últimos 20 minutos. Sólo la genial improvisación de Baptiste Serin evitó el sufrimiento final.

Y aquí reside el nuevo reto al que debe enfrentarse esta renovada Francia dentro de unos días en el Principality Stadium de Cardiff. Después de haber demostrado que también podían salir enchufados ante un rival menor como Italia, ahora deben hacerlo extensible al partido completo. De nada servirá un buen arranque ante esta Gales, que ya demostró en el Mundial que es capaz de reponerse y remontar al equipo francés.