
Tiene sólo 19 años. Algunas voces ya la comparan con Portia Woodman o Selica Winiata. Ostenta el honor de ser la deportista más joven en debutar con la selección de rugby de Irlanda, con sólo 16 años (lo hizo en 2018, en un test match ante Estados Unidos en el que se quedó a centímetros de firmar su primer ensayo). Forma parte de un selecto club de irlandeses que han vestido la elástica del trébol antes de debutar como jugadores/as seniors con sus clubs, honor que comparte con dos nombres que no necesitan presentación: Brian O’Driscoll y James Ryan. Estudia Biomedicina en el University College de Dublín. Y es sin duda una de las perlas más prometedoras del rugby irlandés.
El pasado fin de semana, Irlanda dejó boquiabierto al mundo del rugby femenino al superar 45-0 en Cardiff a Gales con un despliegue ofensivo de las del trébol que hay que remontarse años atrás para recordar. Hannah Tyrell (una vieja conocida para los amantes del seven) estuvo sublime en su papel de apertura, y el back three que formaron Beibhinn Parsons, Lauren Delany y Eimear Considine fue simplemente delirante y delicioso para cualquier paladar de rugbier bien entrenado.
Esta Irlanda tiene un regusto a aquella que en agosto de 2014 ganó a las todopoderosas Black Ferns, y las apeó de sus posibilidades de proclamarse de nuevo campeonas del mundo. Su estilo de juego, entonces comandado por su icónica y atípica zaguera Niamh Briggs, ha cambiado desde entonces. Pero parece que finalmente tras unos años complicados en los que los resultados no llegaban y el dominio del juego de delantera era ya insuficiente, Irlanda ha vuelto.
La pregunta está clara, ¿pueden las mujeres del trébol, comandadas por su jovencísima try-woman Parsons, colarse en una final que parecía tener dueñas antes de comenzar el torneo? El partido entre Irlanda y Francia, semifinal a todos los efectos, que se disputará este sábado en el Energia Park de Dublín nos sacará de dudas y veremos si realmente las irlandesas pueden compartir la pista de baile con las dos grandes de Europa: las red roses y el XV del gallo.
La pregunta está clara: ¿Pueden las mujeres del trébol colarse en una final que parecía tener dueñas antes de comenzar el torneo? El partido con las ‘bleus’ en Dublín nos sacará de dudas
Las francesas serán la prueba de fuego perfecta. No sólo han demostrado tener una delantera muy poderosa, sino que su rugby descarado y rompedor al más puro estilo champán que llevan años refinando (antes de que Dupont descorchara la botella de nuevo las chicas ya sacaban brillo a las copas de champagne) es realmente difícil de contrarrestar.
Parsons y compañía deberán demostrar que pueden seguir brillando cuando tengan delante a Jessy Tremoulière (una de las zagueras del mundo con más sangre fría), Caroline Boujard o Marine Menager. Queda también por saber si Francia confiará en su segunda escuadra para comenzar el partido, o saldrá engalanada de arriba abajo. Sea como fuere, “Come the day and come the hour», “Allons enfants de la Patrie”, pero celebrad que volvemos a tener partido entre estas dos gigantes del rugby femenino.