John Henry Clayton solo disputó un partido internacional en toda su vida… pero fue un partido memorable. El 27 de marzo de 1871 Clayton, junto a otros 19 ingleses, se enfrentó a un XX de Escocia en Raeburn Place, en el que iba a ser el primer encuentro internacional de la historia. En las gradas, 4.000 espectadores asistieron a la inauguración de una rivalidad rugbística que se ha mantenido vigente hasta nuestros días.

De la 40 camisetas que los contendientes vistieron en aquel encuentro, la de Clayton es la única que ha sobrevivido. De hecho, está expuesta y se puede visitar en el World Rugby Museum. Antes del encuentro se decidió que Inglaterra vestiría de blanco, para mantener la tradición del Rugby School, con una rosa roja bordada sobre el pecho. A pesar de que el tiempo ha desteñido y desvanecido la rosa de la camiseta de Clayton, ésta era también originalmente roja.

La camiseta de Clayton en el partido de 1871. [Foto: World Rugby Museum – Twickenham].

Clayton había comenzado a jugar al rugby football cuando era alumno del Rugby School, en 1861, a los 15 años. Una década más tarde sería uno de los 10 ex alumnos del famoso colegio que formaron en la primera selección de Inglaterra. Y también uno de los 13 jugadores de aquel equipo que nunca más representarían a su país.

Pero… ¿quién fue Henry Clayton y cómo llegó a vestir la clásica camiseta de la Rosa? Otro objeto expuesto en el museo arroja luz sobre este misterio.

Un artículo de autor desconocido, recopilado por C. J. B. Marriott (Secretario de la RFU entre 1907 y 1927), detalla la singladura de Clayton, de escolar en Rugby a internacional por su país. En ese escrito se da noticia de la evolución del personaje en nuestro deporte:

”Su primera aparición en el rugby se produjo así. Clayton se encontraba disputando un partido con los llamados ‘equipos pequeños’, junto a los muchachos de menor tamaño. Como mandaba la costumbre, todos vestían bombachos de lino y un fino jersey de algodón. El XX del Colegio -dado que, en aquellos años, cada equipo se componía de 20 jugadores-, disputaba en ese momento la final de la ‘Cock House’ y había quedado mermado por la lesión de uno de sus integrantes. Como no daban con nadie apto para sustituirlo, el capitán se acercó a donde jugaban los pequeños y preguntó si a alguno le importaría echarles una mano. El joven Clayton se declaró voluntario… con tan buena suerte que se hizo con un balón y anotó entre los palos, asegurando la victoria para su equipo. Al año siguiente pasó a formar parte del School House Twenty, y más adelante consiguió su primera ‘cap’ en el partido contra el Old Rugbeian. Por aquel entonces aún estaba lejos de ser un jugador grandote, así que un veterano rugbier llamado Stodger Brown le gritó en cierta ocasión: “¡Ven a mis brazos, nene!”… y el abrazo que le propinó estuvo a punto de asfixiarlo”.

El XX de Inglaterra en 1871, con Clayton tercero en la fila superior por la derecha.

Todas las mañanas, Clayton salía cuando aún no había amanecido y corría acompañado por un gran Terranova. Una dieta a base de ternera poco hecha y cerveza le permitió llegar en un soberbio estado de forma al partido contra Escocia en Raeburn Place

Tras dejar el colegio, Clayton fichó por el Liverpool FC, que por aquellos días se enfrentaba a contrincantes locales con implacable éxito. Hacia 1871, aquel liviano estudiante que había sido en los días del Rugby School había quedado atrás y, cuando tuvieron que conformar su primer combinado, su habilidad en el terreno de juego llamó la atención de los seleccionadores ingleses. El mismo cuaderno de notas nos ofrece otro extracto que permite entrever el programa de entrenamientos que observó Clayton de cara al partido con Escocia:

”A esas alturas, (Clayton) se había convertido en un tipo grande, muy grande y fuerte, que pesaba alrededor de los 110 kilos. Cuenta que se entrenó con dureza durante todo el mes previo al partido. Todas las mañanas antes de desayunar, lo que hacía siempre a las 7:15, salía cuando aún no había amanecido y corría seis o siete kilómetros, acompañado por un gran Terranova que le ayudaba a sostener el ritmo. Después se daba un baño, comía algo y recorría a lomos de un caballo los cinco kilómetros que lo separaban de Liverpool. A las ocho y media estaba sentado en su oficina, donde permanecía hasta las ocho de la tarde, antes de regresar cabalgando hasta su casa. Como era costumbre en la época, completaba los entrenamientos con una dieta a base de ternera poco hecha y cerveza… Fuera de eso, mantenía un estilo de vida frugal y extenuante. El resultado fue que, además de ganar peso, alcanzó el partido en un soberbio estado de forma”.

Escocia ganó aquel primer choque, pero durante años Clayton atribuyó la derrota inglesa a la falta de acoplamiento de su equipo, cuyos componentes se conocieron, en realidad, en los mismos vestuarios de Raeburn Place, justo antes de jugar.

Aunque Clayton fue convocado para otro partido con Inglaterra al año siguiente, no pudo tomar parte en él. La suya fue una corta carrera como internacional, pero quedó inmortalizada por la camiseta que vistió en aquella ocasión: la camiseta más antigua conservada en el mundo… de rugby y de cualquier otra disciplina.

 

[Jayne Linaker es una de las investigadoras del World Rugby Museum y contribuye con sus artículos en From the Vaultsel blog online del museo].